Estos días navegando por Internet
-julio del 2016- encontré recetas publicadas hace unos quince años
atrás, podrían ser parte de una cena más que interesante,
comenzando por la sopa, siguiendo por la langosta y terminando con la
mousse.
“Langosta Ishtar”
(cocina fusión afrodisíaca)
Madre de todas las flores y representante de la pasión, te
proponemos traerla a tu mesa con este mousse de rosas |
|
Autor: Norberto E. Petryk
|
Ingredientes
(para
dos):
2/3
rosas rojas –solo las extraídas del jardín y sin uso de
fertilizantes o fungicidas
100g de crema de leche
100ml de leche
2 yemas de huevo
2 claras de huevo
4 cucharadas de azúcar
50g de azúcar impalpable
1 gota de esencia de rosas
100g de crema de leche
100ml de leche
2 yemas de huevo
2 claras de huevo
4 cucharadas de azúcar
50g de azúcar impalpable
1 gota de esencia de rosas
100g
de chocolate cobertura blanco
Procedimiento:
Arrancar
los pétalos de las rosas con cuidado de no romperlos, colocarlos en
un recipiente con agua fría –para rehidratarlos y conservarlos
frescos hasta su uso-.
Batir las claras a punto de nieve.
Tomar unos 10-14 pétalos y secarlos cuidadosamente con un papel absorbente. Pasarlos suavemente por la clara de huevo batida y cubrirlos completamente por azúcar impalpable; sacudirlos bien para librar el exceso y ponerlos a orear por lo menos una hora a temperatura ambiente –deben quedar duritos-.
Moler el resto de pétalos –groseramente- e incorporarlos con la esencia de rosas a la leche con parte del azúcar.
Calentar a baño maría.
Batir las yemas con el resto de azúcar hasta que cambien el color y estén bien espumosas.
Agregarle la mitad de la leche caliente, mezclando vigorosamente, para luego incorporar al resto de leche en el baño maría y seguir cocinando –revolviendo con cuchara de madera- hasta que espese y se pegue al dorso de la cuchara, retirar del fuego y agregar el chocolate cobertura blanco molido. Llevar a un baño inverso –con agua fría y hielo- para bajar la temperatura.
Batir un poco la crema de leche e incorporarla, luego las claras a nieve (puede hacerse con merengue italiano o suizo, es más seguro).
Completar dos copas y llevar a la heladera mínimo 6-8 horas.
Batir las claras a punto de nieve.
Tomar unos 10-14 pétalos y secarlos cuidadosamente con un papel absorbente. Pasarlos suavemente por la clara de huevo batida y cubrirlos completamente por azúcar impalpable; sacudirlos bien para librar el exceso y ponerlos a orear por lo menos una hora a temperatura ambiente –deben quedar duritos-.
Moler el resto de pétalos –groseramente- e incorporarlos con la esencia de rosas a la leche con parte del azúcar.
Calentar a baño maría.
Batir las yemas con el resto de azúcar hasta que cambien el color y estén bien espumosas.
Agregarle la mitad de la leche caliente, mezclando vigorosamente, para luego incorporar al resto de leche en el baño maría y seguir cocinando –revolviendo con cuchara de madera- hasta que espese y se pegue al dorso de la cuchara, retirar del fuego y agregar el chocolate cobertura blanco molido. Llevar a un baño inverso –con agua fría y hielo- para bajar la temperatura.
Batir un poco la crema de leche e incorporarla, luego las claras a nieve (puede hacerse con merengue italiano o suizo, es más seguro).
Completar dos copas y llevar a la heladera mínimo 6-8 horas.
Servir decorado con los pétalos de rosa semicaramelizados y si es de su agrado espolvoreado con canela y azúcar impalpable.
Nota:
Después de servilo a esa persona tan especial que queres conquistar,
podes darle un piquito –beso suave en los labios-, pero mejor es un
beso en la frente porque ese es un beso de veras –además es más
emocionante el aguantarse un poquito....-, después lo demás lo
pones vos y él o ella.
Este postre nunca falla, tendrás la misma sensación que causan las sabanas de seda.
Nunca lo ofrezcas sin preparar la ocasión debidamente; puede no ser aceptado, pero antes de servirlo avísale que esté dispuesto/a a una noche de sensaciones a descubrir.
Este postre nunca falla, tendrás la misma sensación que causan las sabanas de seda.
Nunca lo ofrezcas sin preparar la ocasión debidamente; puede no ser aceptado, pero antes de servirlo avísale que esté dispuesto/a a una noche de sensaciones a descubrir.
Después
contame.
Intenta
conservarlas, poeta,
por pocas que sean las que se detengan,
tus visiones eróticas.
Semiveladas metelas en tus versos.
Poeta, intenta asirlas
cuando se despierten en tu cerebro
durante la noche o en el fulgor del medio día.
por pocas que sean las que se detengan,
tus visiones eróticas.
Semiveladas metelas en tus versos.
Poeta, intenta asirlas
cuando se despierten en tu cerebro
durante la noche o en el fulgor del medio día.
-Constantino
Cavafis-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, me interesa.