Una torta muy especial y divertida
con una sorpresa al ser cortada.
No es invento mío, hace tiempo comenzó
a aparecer en las redes de Internet, enseguida me di cuenta de como
había que realizarla, algunos piensan que es una sola masa con
división de colores y en realidad implica un poquito más de trabajo
pero vale la pena.
Se parte de la base de un bizcochuelo a
gusto, con el sabor que se te antoje, ya sea una mezcla casera o bien
lo haces con una de esas pre mezclas para bizcochuelos.
El tema es realizar la masa base y
dividirla en porciones adecuadas como para hacer capas de bizcochuelo
de unos 5cm de espesor.
Cada parte de la masa se colorea a
gusto, comenzando por el color que desees, yo utilizo una capa
amarilla, una naranja, una roja, una celeste, una verde y una
violeta.
La cantidad de masa será acorde al
tamaño de la torta que quieras realizar.
Se coloca la pasta coloreada en cada
molde y se lleva a horno bien fuerte porque el calor es
proporcionalmente inverso al espesor de la torta, si una torta es
alta (de las gordas) llevará calor más suave y mayor tiempo de
horno para que cocine pareja, si por contrario la torta es baja
(finita) el calor del horno será más fuerte y el tiempo de cocción
menor, aproximadamente entre 8 y 10 minutos.
Se hornea cada capa de color por
separado (si tienes un horno grande del tipo de panadería o pizzero
puedes colocar todos los moldes de una vez). Una vez cocinados se
sacan del molde y se dejan enfriar.
Se prepara un relleno a elección, yo
opté por una “crema de mantequilla” mezclada en partes iguales
con “crema chantilly”.
Se van pegando todas las capas con este
relleno y si es necesario se puede recortar los costados de la torta
para emparejar o bien terminar rellenando con la misma crema.
La cobertura se puede realizar con lo
que más te guste, en una ocasión lo hice con “merengue italiano”
para un cumpleaños y en otra con “pasta Ballina”.
Lo más divertido es cuando cortan la
torta y descubren todos esos colores.
Norberto E. Petryk, chef