2° Encuentro de Cocinas Étnicas en
Buenos Aire, 12 de septiembre de 2015
Norberto E. Petryk, chef
Que come, como se come y porque se
come de esa manera...
"La
gente no come lo que quiere, ni lo que sabe, come lo que puede"
-.Patricia Aguirre-
Para comenzar esta charla me gustaría
resaltar que al referirme a “cocina del Río de la Plata” y para
no parecer muy pretencioso solo me dedicaré a dar un recorrido por
la cocina o gastronomía de Buenos Aires, aunque muchos conceptos
sean compartidos con nuestra hermana república del Uruguay por
formar parte de la cuenca del Río de la Plata, pero cada región o
sub-región merece su debido tiempo y respecto ya que hay distintas
circunstancias que tanto nos unen como nos separan.
La República Argentina es un amplio
territorio que tomado de norte a sur y de este a oeste merece un
análisis más amplio dadas las características particulares de cada
una de sus regiones.
Para hacer un análisis sobre como,
que, y de que manera se come en cada zona o región no podemos ni
debemos dejar de lado ver como y de que manera se comportan distintos
parámetros teniendo en cuenta: geografía, etnología, poblaciones
originarias, corrientes poblacionales posteriores, mestizaje
cultural, cultura, procesos históricos, idioma, origen de los
alimentos, comportamientos sociales, biología, simbolismo de los
alimentos, mitos, antropología, psicología, religión, etc.
tomando claro contacto con la idiosincrasia de un pueblo sin dejar de
lado ni descartando lo más mínimo, porque si solo tomamos en cuenta
una sola parte no estaremos viendo con claridad y equidad suficiente;
por ejemplo si solo miramos lo que se consume en los restaurantes
gourmet o lo que consumen las clases sociales de alto poder
adquisitivo sin tomar en cuenta los mercados y lo que consumen las
clases menos pudientes estaríamos cayendo en un grave error de
concepto, deberán abordarse varios autores dado que cada uno
escribió con una tendencia determinada ya sea por motivos políticos
o de acercamiento o rechazo a determinados temas y/o situaciones; a
veces he encontrado en publicaciones descripciones realizadas por
hijos o nietos de inmigrantes que no responden netamente a la
realidad y que no han recibido el correspondiente tratamiento, o
declaraciones como que los pueblos originarios eran todos salvajes e
incultos por no conocer el uso de la olla, en fin, para llegar a
conocer el color original de una pared hay que ir quitando capa por
capa las pinturas viejas y así llegar hasta el color original, claro
que sin perder de vista todo el contexto.
Dice Claude Fishler que “el hombre
es un omnívoro que se nutre de carne, de vegetales y de
inmaginación”, y se explica “la alimentación conduce a
la biología, pero con toda evidencia, no se reduce a ella; lo
simbólico y lo onírico, los signos, los mitos, los fantasmas
alimentan también y concurren a reglar nuestra alimentación”.
"Los hábitos alimentarios son
las elecciones efectuadas por individuos o grupos de individuos como
respuesta a las presiones sociales y culturales para seleccionar,
consumir y utilizar una fracción de los recursos alimentarios
posibles" -M. Mead (Guthe & Mead 1945 : 3)
"...a nivel nacional uno suele
comer tal como lo hacen sus colegas profesionales más que como la
gente de su lugar de nacimiento" - Igor de Garine. "Antropología
de la Alimentación", pag. 24-
Si bien el nombre dado a la república
Argentina data de la independencia del dominio español y su actual
territorio se definió por razones socio políticas, originalmente
podemos decir que fueron tierras ocupadas por etnias primitivas con
distintas raíces o razas (según Canals Frau 6 razas debidamente
identificadas: brasílidos, andinos, láguidos, huárpidos,
patagonidos y fueguidos) que estaban divididas en comunidades bien
definidas cada una de ellas con su propia cultura pero con
intercambios entre sus vecinos.
Se tiene referencia antropológica que
los primeros pobladores datan de entre 10.000 y 12.000 años antes de
Cristo y se fueron distribuyendo a lo largo y ancho de todo el
territorio, unos con ingreso por la zona norte del país y otros por
el noroeste, algunas culturas posteriores atravesando la Cordillera
de los Andes en la zona sur del continente y otras por la zona este
provenientes del Caribe que fueron bajando a lo largo de la costa del
océano Atlántico.
Esta primer etapa la podemos tomar como
la “primer corriente poblacional” y agrupa a los “pueblos
originarios”, la “segunda corriente poblacional” se concreta
con la “conquista europea” -no descubrimiento ya que si bien fue
un descubrimiento para los europeos estas tierras ya se encontraban
ocupadas-, esta segunda corriente poblacional está compuesta por
europeos en su mayoría españoles, aunque entre ellos también hubo
personas procedentes de otros países como Italia, Francia, Suiza,
etc. (en menor grado).
Entre la primer corriente poblacional y
la segunda no demorara mucho tiempo en producirse un “mestizaje”
con intercambios y mezcla de razas y cultura; dentro de lo que
denominamos “cultura” se entiende también la “alimentación”
y las “técnicas culinarias”.
El actual territorio de la Rep.
Argentina con la llegada de los conquistadores españoles formó
parte del denominado “Virreinato del Perú” y luego “Virreinato
del Río de la Plata”, por ende adoptando una cultura gastronómica
proveniente de España, país que la fue ocupando y no quiero irme
muy por las ramas pero si hay que ir quitando la pintura de una pared
para ir observando las capas y llegar a la pintura original hay que
tener en cuenta el origen de la cocina española desde los celtas,
ocupaciones posteriores por romanos, judíos y musulmanes, pero eso
mejor lo dejamos para otro momento.
- Pedro López
de Sousa envía en 1530 a Martín Alfonso Souza. “Quarta feria onze
de dezembro”, llegó a la costa bonaerense, “Esegundo a
informaçom dos indios era esta terra dos
Carandís”. Al día siguiente “puz dous pardröes das armas
d´elrei nosso senhor, e tomei posse de terra...” El próprio
Paraná, demeñado por las naves de España, se encargó de borrar
este testimonio “Eu trazía comigo alemäes e italianos, e hömes
que foram a India e franceses, -todos eran espantados da fermosura
desta terra; e andavamos todos pasmados que nos nam lembrava tornar.”
Lo elogia todo: el pasto, la caza, la pezca, el agua, el clima.
Lo cierto es que mucho tiempo antes de
la llegada de los conquistadores europeos estas tierras estaban
habitadas por pueblos originarios respondiendo a distintas razas y
corrientes poblacionales, en el Río de la Plata, provincia actual de
Buenos Aires, se encontraban los “Pampas”, de raza “patagónidos”,
más precisamente “Querandíes” que fueron el primer contacto con
los primeros visitantes europeo, puede que también se hallan cruzado
con algún “Guaraní” ya que estos por esos tiempos habían
llegado y habitado las islas que se encontraban en la desembocadura
del Río de la Plata.
Se conoce de esta étnia primitiva -los
querandíes- que originalmente se dedicaron a la alfarería y que
esta fue utilizada para cocinar sus alimentos, luego, al adoptar al
caballo dejaron de hacer cerámica y se transformaron en un pueblo
nómade. Para alimentarse utilizaban varios recursos, a través de la
pesca, por ejemplo la del sábalo del cual guardaban su grasa y luego
secaban el pescado para consumirlo en otro momento, también se
dedicaban a la caza, sobre todo del venado con una técnica muy
particular corriendo a la presa hasta lograr cansarla y alcanzarla,
también cazaban otras pequeñas presas silvestres como codornices,
perdices, palomas según consta en crónicas de la época de la
primer fundación de Buenos Aires, la cual ofrecían al español, se
sabe también que recolectaban vegetales y que tal vez por un
intercambio con los guaraníes consumían el maíz -ya que nunca se
dedicaron a la siembra-. Fueron el primer contacto con los
conquistadores y no se sabe muy bien el motivo, se supone que fue por
el abuso del español que pensaba debía ser servido por esos seres
“inferiores” que un día decidieron atacarlos y sitiar la
población obligándolos a huir dejando liberadas algunas cabeza de
ganado equino y bovino que luego, con el paso de los años, se
convirtieron en ascienda cimarrón, el aborigen domesticó y aprendió
el uso del caballo del cual se sirvió tanto para trasladarse como
para cazar y alimentarse con él -una de las costumbres que luego
adoptó el gaucho fue la de beber sangre fresca directamente del
animal luego de largas travesías sin agua-. Una costumbre muy
particular de esos aborígenes es que pegaba fuego a los pajonales
cuando en ellos había langosta (el insecto) y así la tostaban,
luego la molían y con su pasta se hacía una especie de pan.
Ya para el siglo XVIII se produce la
araucanización de las pampas, llegando los mapuches -raza: andinos-
hasta el Río Salado y manteniendo comercio con los criollos ya para
ese momento se cree que se produjo el alejamiento de los querandíes
que fueron emigrando hacía el noreste.
En lo que concierne a dulces
-repostería- podemos observar que dentro de los pueblos originarios
no hay preparaciones de ese tipo salvo aquellas destinadas a la mujer
y los niños que no las tomaban como “alimento en sí” sino como
un entretenimiento o comidas de menos relevancia relegada a los menos
fuertes, ya que el hombre es el encargado de cazar, pelear por el
territorio, etc. y a él están destinadas las comidas suculentas.
Esos primeros españoles que huyeron
siguiendo río arriba y asentándose en lo que luego fue Asunción del
Paraguay tiempo después por motivos geopolíticos vuelven a
dirigirse al sur para fundar la Ciudad de Buenos Aires.
Los españoles fundaron varias ciudades
desde 1536 a 1594, en el país, procedentes de tres corrientes: la
del este desde Asunción del Paraguay, la del norte desde el Perú, y
la del oeste desde Chile.
En
1580, Juan de Garay, desciende desde la ciudad de la Asunción
-Paraguay-, trayendo para ello a setenta familias españolas y
mestizos. Además del apoyo de familias -naturales- guaranies de
Asunción. Se conoce una carta del conquistador del Paraguay Martín
de Oruè dirigida al Rey, en la que le informa que en un "navío
de camino", va río abajo el hidalgo "Juan de Garay con
nueve españoles y los demás a cumplimiento de ochenta mancebos y
bien mancebos, nacidos en esta tierra". -Augusto Fernández
Díaz: "Nacimiento del Garay". Revista Nº24, Buenos Aires.
1961-
Mancebo hijo de la tierra / Mestizo: hijo de españoles e indios.
Mancebo hijo de la tierra / Mestizo: hijo de españoles e indios.
Naturales:
indios.
De la unión de españoles e indios había surgido ese altivo e inquietante criollo al que llamaban con cierto desprecio, sus padres: Mancebos hijos de la tierra. La relación de dos tipos humanos culturalmente opuestos, el hispano y el indígena, debió constituir un drama verdaderamente emocionante, palpitante, deseado y rechazado desde lo más intimo de cada ser. No se acercaban, hombre y mujer, obedeciendo a una atracción sentimental. Más precisamente, no se acercaban ni se juntaban: más bien jugaba en ellos la fuerza animal y en todo caso entraban en una especie de colisión. Uno y otro ser pugnaban consigo mismo y se rechazaban antes de resolverse a una aceptación íntima y sentida.
En los primeros tiempos la toma fue violenta y dócil la entrega, resignación del que comprende que nada puede hacer en defensa de su integridad. Dos seres extraños y antagónicos se unían en un medio natural estremecido de vida; tierra ideal para lograr y armonizar la misteriosa energía plasmadora de la pugna racial. Disuelto el choque del primer encuentro la unión se hizo posible; más aún, se llegó a extremos de turbadora pasión carnal. Ulrico Schmidel, pudo decir de las indias: "estas mujeres son lindas, grandes amantes y afectuosas, y muy ardientes de cuerpo, según mi parecer, y nada mezquinas estando a oscuras".
De la unión de españoles e indios había surgido ese altivo e inquietante criollo al que llamaban con cierto desprecio, sus padres: Mancebos hijos de la tierra. La relación de dos tipos humanos culturalmente opuestos, el hispano y el indígena, debió constituir un drama verdaderamente emocionante, palpitante, deseado y rechazado desde lo más intimo de cada ser. No se acercaban, hombre y mujer, obedeciendo a una atracción sentimental. Más precisamente, no se acercaban ni se juntaban: más bien jugaba en ellos la fuerza animal y en todo caso entraban en una especie de colisión. Uno y otro ser pugnaban consigo mismo y se rechazaban antes de resolverse a una aceptación íntima y sentida.
En los primeros tiempos la toma fue violenta y dócil la entrega, resignación del que comprende que nada puede hacer en defensa de su integridad. Dos seres extraños y antagónicos se unían en un medio natural estremecido de vida; tierra ideal para lograr y armonizar la misteriosa energía plasmadora de la pugna racial. Disuelto el choque del primer encuentro la unión se hizo posible; más aún, se llegó a extremos de turbadora pasión carnal. Ulrico Schmidel, pudo decir de las indias: "estas mujeres son lindas, grandes amantes y afectuosas, y muy ardientes de cuerpo, según mi parecer, y nada mezquinas estando a oscuras".
De esa relación de pecado y de asombro
emergió, surgió a la vida, el prodigio de un hombre nuevo. Se había
logrado equilibrio en antagónicas fuerzas étnicas.
Y llegó ese mancebo provocador de admiración y menosprecio, a la vez. Esa primera generación de seres nacidos y desarrollados en un medio físico de incomparable belleza y misterio, en pleno goce de los instintos y de la activa fuerza vital, asombra a los viejos españoles.
Miraban a sus hijos, los tenidos con indias y criollas, y se negaban o les costaba admitir que lo fueran. No los sentían como propios y derivaban lo que consideraban su culpa, su pecado, su responsabilidad, llamándolos: "Mancebos hijos de la tierra".
Y llegó ese mancebo provocador de admiración y menosprecio, a la vez. Esa primera generación de seres nacidos y desarrollados en un medio físico de incomparable belleza y misterio, en pleno goce de los instintos y de la activa fuerza vital, asombra a los viejos españoles.
Miraban a sus hijos, los tenidos con indias y criollas, y se negaban o les costaba admitir que lo fueran. No los sentían como propios y derivaban lo que consideraban su culpa, su pecado, su responsabilidad, llamándolos: "Mancebos hijos de la tierra".
Se los admiraba y se los menospreciaba, pero también
se les temía y necesitaba. Nadie los aventajaba en nada y nadie
mejor que ellos en el cuidado y dominio del caballo; en el
conocimiento de la región, la lengua y las costumbres de los indios;
en el manejo del cuchillo: arma y herramienta del trabajo.
-"Como
era Buenos Aires desde su fundación hasta fines del siglo XVIII".
Héctor Adolfo Cordero-
.
Es
necesario hacer una aclaración, el gaucho pampeano no debe ser
confundido con los paisanos norteños o “arribeños” de la
antigua comarca del Tucumán (desde Córdoba hacia el noroeste),
estos se formaron en otro medio geográfico y con otra influencia
indígene (quechua), difiere mucho en sus vestimentas y costumbres,
fueron sedentarios, desdeñaron la agricultura y compartían
gozosamente las faenas de la siega y la trilla, eran muy aficionados
a la aloja y bailes típicos que acompañaban con quenas y
tamboriles, muchos de ellos fueron troperos o arrieros, no tuvieron a
mal montar en mula y frecuentemente usaban guardamontes y hojotas, a
diferencia de la “cultura del cuero que caracterizó al gaucho
pampeano el norteño tuvo recursos técnicos (alfarería, muebles de
algarrobo, telares, canastas, etc., intervino en la guerra de la
independencia, destacándose los heroicos salteños del general
Martín Güemes. El gaucho pampa siente desprecio por el cultivo de
la tierra y toma costumbres alimentarias de los aborígenes como es
el consumo excesivo de carne -desechando los vegetales, aduciendo que
eso es comida para vacas y caballos-. Llega a cazar y matar animales
tan solo para tomar una pequeña parte y dejar lo demás abandonado.
Adquiere también la costumbre del mate tomada de los aborígenes,
cosa que también fue bien vista y aceptada por gran parte de la
población y se extendió en el tiempo a un gusto corriente y
popular.
Buenos
Aires fue creciendo con una población proveniente de Europa, sobre
todo España, pero como también vimos hubo personas de otros países
como Italia y Francia entre otros, mestizos y negros esclavos.
Los
habitantes de la época colonial mantuvieron una activa vida comercial
-incluido el contrabando- que no dejó de lado lo referente a la
gastronomía, sobre todo con vendedores ambulantes como el repartidor
de agua -tomada del mismo río-, las vendedoras de pasteles, dulces,
mazamorra, según consta en escritos estas preparaciones no se
realizaban en la cocina de las casas de familia y algunos dulces
incluso provenían de Córdoba o Tucumán; un caso muy particular era
el vendedor de carne vacuna, se hacía una matanza de animales una,
dos o más veces a la semana dependiendo de las temperaturas y se
faenaba el animal cortándolo en cuartos, como no había como
conservar esa carne se consumía lo más rápido posible y dado lo
barata y gran cantidad con que se contaba lo que sobraba se le
ofrecía a los animales como gallinas y cerdos, las cocinas eran
rudimentarias y en pocas casas se contaba con horno generalmente para
asar algunas carnes y en algunas ocasiones el pan.
Carne
vacuna en la Ciudad de Buenos Aires en época de la colonia:
“... Todos los perros, que son muchísimos, sin distinción
de amo, están tan gordos que apenas se pueden mover,. porque en la
casa más pobre les sobra la carne..” (Concorlocorvo 1946:45) /1770/
“... Todos los perros, que son muchísimos, sin distinción
de amo, están tan gordos que apenas se pueden mover,. porque en la
casa más pobre les sobra la carne..” (Concorlocorvo 1946:45) /1770/
"...El alimento de casi todas las aves es carne de vaca, por la cual parecen sentir mucha inclinación. He observado que cuando se ofrecía a los pavos carne de vaca y trigo, prefieren la primera...". (Un inglés, Cinco años 1962:102) /1825/
"En un lugar donde tantos animales
se alimentan de carne de vaca es lógico que el cerdo obtenga su
parte. Este derroche seria codiciado por los pobres de la popular
Europa...." (Un inglés, Cinco años... 1962:101)
Un dato muy particular que hace
referencia a las empanadas para 1863 se las menciona cubiertas de
crema acaramelada y rellenas con pescado frito (Bernar 1935:72-75),
lo cual no las convierte en un alimento muy agradable por tratarse de
algo pesado, cosa contraria parece ocurrir en el norte noroeste del
país.
En época de la Colonia, en la Ciudad
de Buenos Aires, se menciona un postre curioso, por lo menos para
nuestros días, consistía en papas o acelgas fritas con azúcar.
También durante los días en que caía granizo abundante los chicos
los juntaban y aparte se preparaba una crema con leche, huevos,
canela y vainilla. Se colocaba todo en una máquina casera, un
cilindro con una camisa externa donde se colocaba el granizo. Todos
la movían por turno, así el granizo enfriaba esta crema que
terminaba en una especie de helado, que tenía mucha aceptación
entre los chicos y probablemente también entre los grandes.
(Mansilla 1955:73)
En
Buenos Aires para 1863 aún se mantenían comidas de agasajo al
estilo colonial y Lina Bernard Beck, integrante de una familia suiza,
cuyo marido viaja a la Argentina por un problema de colonias de
inmigrantes, son invitados a comer al uso del país. Se sirvieron 18
platos mas los postres. Lo extraño es que comen a las 17 hs. No
sabemos si es un almuerzo tardío o una cena temprana. (Bernard
1935:72-75), aunque por otros datos nos inclinamos que era una cena,
pues era invierno, y cuya duración se prolongó mas de dos horas.
Banquete
propiamente dicho fue el que se ofreció a Ceballos en 1777, en
ocasión de su llegada a Buenos Aires para hacerse cargo del recién
creado Virreynato de la Plata: “ duró cuatro opíparos días de
1777 y costó la friolera de 12.000 pesos, pagados por la comunidad.
Durante casi un mes se acumularon víveres, manteles, vajillas y
licores importados, en esos días actuaron catorce músicos en la
cocina hubo diez y seis personas, se rotó la servidumbre y se
contaba con una lavandera permanente para la mantelería. El toque de
lujo fue que se mandaron hacer cubiertos de plata para que los
comensales se los llevaran como trofeo de la batalla gastronómica.
Se compraron 25 cajas de dulces de Chile y 10 arrobas de dulces de
almíbar, naranja, sandía, batata, toronja, membrillo, limoncillo y
otros; 81 pavos, 300 gallinas, 71 patos, 240 pollos, 160 pares de
pichones, 8 terneras, 6200 huevos y además garbanzos, mantequilla,
sal, almendras, limones, azúcar, aceite, chocolate. Chorizos,
jamones, lenguas, las bebidas no se escatimaron, a tal grado que
sobraron un barril de vino de Burdeos, 40 botellas del mismo vino,
181 botellas de otras marcas y 32 frascos de licores... (Schávelzon
2000:57)
Durante
la colonia en la Ciudad de Buenos Aires las dueñas de casa eran las
que mandaban en las cocinas, por lo menos en lo que se refiere a la
compra de víveres y elección de los platos, eran las sirvientas por
lo general esclavas afro o mulatas, las que trajinaban en las
cocinas. Para el momento tardío colonial, había preocupación para
que las que se ocupaban de esas tareas en la cocina tomaran
clases.
Fue famoso como maestro de esas pupilas Monsieur Raymond Aignesse. que llegó de Francia en 1790 y que era conocido como Monsieur Ramón. Los estudios duraban de uno a dos años. También tenía un restaurant donde preparaba a pedido comida para banquetes, participando en el de 1794, cuando se recibió al virrey Olaguer Feliú. que venía de Chile a hacerse cargo del virreynato.
Fue famoso como maestro de esas pupilas Monsieur Raymond Aignesse. que llegó de Francia en 1790 y que era conocido como Monsieur Ramón. Los estudios duraban de uno a dos años. También tenía un restaurant donde preparaba a pedido comida para banquetes, participando en el de 1794, cuando se recibió al virrey Olaguer Feliú. que venía de Chile a hacerse cargo del virreynato.
Es
interesante rescatar también algunas costumbres, como cuando Darwin
a llegar a un rancho donde había un militar, al preguntar por el
costo de la comida le responden: “... En nuestro país damos la
carne a nuestros perros, no hay porque vendérselas a los cristianos
(Darwin 1951:134)
Duraznos
en escabeche
“...Se le explicó que eran duraznos en escabeche y en la casa era costumbre tenerlos en la mesa durante la cena. Probó uno con su cordero frio y en seguida les aseguró a mis padres que nunca en su vida había comido algo tan rico, tan apetitoso y sabroso; ya fuese debido a los duraznos o a alguna propiedad de nuestro cordero que lo volvía diferente de los demás, nunca había disfrutado tanto una comida. Lo que quería saber era saber como se hacían. Se le explicó que se debían elegir frutas grandes y sanas que empezaban a madurar, cuando el dedo se hunde en el durazno está demasiado maduro. La fruta seleccionada se lavaba, secaba y ponía en un barril, luego se le echaba vinagre hirviendo con un puñado de clavos de olor hasta cubrirlos, el barril se tapaba y se dejaba durante un par de meses, después de los cuales estaría bien escabechado...” (Hudson 1999:177)
“...Se le explicó que eran duraznos en escabeche y en la casa era costumbre tenerlos en la mesa durante la cena. Probó uno con su cordero frio y en seguida les aseguró a mis padres que nunca en su vida había comido algo tan rico, tan apetitoso y sabroso; ya fuese debido a los duraznos o a alguna propiedad de nuestro cordero que lo volvía diferente de los demás, nunca había disfrutado tanto una comida. Lo que quería saber era saber como se hacían. Se le explicó que se debían elegir frutas grandes y sanas que empezaban a madurar, cuando el dedo se hunde en el durazno está demasiado maduro. La fruta seleccionada se lavaba, secaba y ponía en un barril, luego se le echaba vinagre hirviendo con un puñado de clavos de olor hasta cubrirlos, el barril se tapaba y se dejaba durante un par de meses, después de los cuales estaría bien escabechado...” (Hudson 1999:177)
Mucha
y abundante parece haber sido el consumo de la carne vacuna, aunque
también se conoce que había cerdos ovejas, gallinas y otros
animales de corral, se consumía también pescado obtenido del Río
de la Plata, aves como palomas, codornices y perdices entre otras,
venados, mulita y vizcacha. Se consumían vegetales y frutas que se
habían llevado desde Europa y adaptados para su cultivo. La ciudad
además de los vendedores ambulantes contó con mercados y algún que
otro comercio como las pulperías (sobre todo en las afueras y
frecuentadas por los gauchos) que eran reales comercios de productos
múltiples, con el paso del tiempo estas pulperías dieron paso a lo
que se denominaron “almacenes de barrio”.
La
cocina en sí fue simple, aunque abundante de carne, consistente en
guisados aunque también se puede constatar por crónicas de época
la mención de “ravioles” que eran adquiridos a un italiano.
La
carne y sobre todo la “carne asada” se convierte desde los
inicios en un “ícono y referente de la gastronomía argentina”,
claro que debieron pasar muchos años para convertir esa carne, por
medio de cruzas de razas en una “carne de exportación” con las
características actuales.
A
partir de la independencia y a mediados del 1800 se toma conciencia
que ese amplio territorio necesitaba ser poblado para convertirlo en
una “gran nación”, fue así que se abre las puertas a
inmigrantes de toda Europa que por distintos motivos políticos,
sociales y económicos van en busca de una nueva vida a esa
prometedora tierra del sur.
Llegan
barcos procedentes de Europa trayendo sobre todo italianos y
españoles que se fueron instalando gran parte en la Capital y otros
en distintos puntos del país formando colonias; claro que no todo
fue tan simple, para ese tiempo la “alta aristocracia argentina”
pensó que iban a venir del viejo continente “señores de alcurnia”
y en realidad vino de todo: campesinos, obreros, comerciantes, amas
de casa y hasta prostitutas, y, todos se quedaron. Se vieron
decepcionados y fue grande el rechazo de las clases altas sociales
hacia esos nuevos integrantes de la sociedad, sobre todo a sus gustos
culinarios tan particulares, y los trataron de “gringos” y/o
“tanos bachicha”, pero, como suele ocurrir muchas veces, la nueva
cocina argentina fue tomando otros rumbos y gustos, de manos de
italianos el “típico asado de los domingos” paso a competir con
“las pastas de los domingos” y la pizza a popularizare de tal
forma que se convierte en otro referente de la “cocina argentina”
De
no haber sido por un hecho muy particular hoy en día en Argentina se
estaría hablando en italiano, por la gran cantidad de inmigrantes
que hubo, pero eso no ocurrió ya que solo se hablaba su propio
idioma dentro del entorno familiar o con amigos de su mismo origen ya
que mayormente se manejaban en dialecto; claro que los únicos
inmigrantes que supieron hacer una diferencia de ellos fueron los
ingleses que si mantuvieron su lengua nativa y es por ello que aun en
zonas de la Argentina hay pueblos íntegros y estancias en donde se
sigue hablando en inglés -sus del país-.
La
oligarquía porteña, clase dominante y de poder, rechaza de plano y
menosprecia a la mayor parte de los inmigrantes, aceptando en cierta
forma a los que considera de su propia clase económica y social,
haciendo así una división, que si bien siempre se quiso ocultar,
existió en nuestra sociedad creando así una cocina de clases porque
no me van a decir que aun hoy un laburante, el obrero, los grupos
menos pudientes, comen igual o en igualdad de condiciones que las
clases altas y adineradas, y todo sin contar o hablar de los grupos
minoritarios que sufren desnutrición y hambre, un flagelo ocultado y
negado desde el poder, queriendo ocultarlo como si no existiera; tal
vez dentro de los grupos de estatus medio se encuentren los pequeños
agricultores que gracias al trabajo de la tierra y la cría de
animales pueden acceder a un tipo de alimentación más balanceada;
yo recuerdo de niño que vivíamos en el Gran Buenos Aires que en
cada casa había una pequeña huerta, frutales, un gallinero,
conejos, patos y otros animales de granja, y todo esto provenía de
la cultura del inmigrante, claro que no pasaron muchos años en que
las multinacionales apoyadas por los grupos de poder político
comenzaron a realizar cambios a través del “marketíng” y la
“publicidad” con propuestas dirigidas a cambiar la modalidad de
consumo a punto tal de vender no solo sus productos, sino y también
un status de vida. Así pasando de la anterior “señora gorda del
barrio Norte”, símbolo del poder que permitía una gran cantidad
de comida a lo que hoy podríamos llamar -según Patricia Aguirre-
“gordos de escasez” como consecuencia de la cocina de la pobreza.
Gran
parte de estos recién llegados se agrupa en grandes casonas que
fueron llamadas “conventillos” y allí nace lo que Ducró
denominó “la cocina cocoliche”, sin ser despectivo, ya que en
esas cocinas se encontraron codo a codo preparando sus alientos
diarios la española con la italiana, la libanesa, la turca, la
francesa entre otras que se fueron enseñando y compartiendo recetas
e intercambiando condimentos, tal es así que por ejemplo la salsa de
tomates en Argentina lleva comúnmente “comino”, especie que no
se puede registrar en ningún lugar de Italia.
Surgen
los primeros vendedores de pizza callejeros, que al igual que en
Italia transportaban sus pizzas en una especie de horno/tambor que
apoyaban sobre un caballete y así la ofrecían. La Boca recibe una
gran cantidad de genoveses y allí surgen las primeras pizzerías,
Banchero se instala en una de las equinas (lugar que sigue ocupando)
y allí nace la fugazza, una fusión entre focaccia y pizza con
cebolla arriba, le sigue la fugazza con queso y la fugazzeta rellena,
una característica es que este tipo de pizza lleva queso fresco en
lugar de mozzarella, por 1950 Banchero patenta estas creaciones que
hoy forman parte del gusto popular.
Junto
con la fugazza y la fugazzeta se instala también la o el fainá
(farinata) y que se acostumbra a comer sobre una pizza de mozzarella
(cosa jamás vista en Italia), otro gusto que se instaló entre los
porteños fue consumir la pizza acompañada de “moscato”. Se
fueron instalando pizzerías por toda la capital y luego el país
convirtiendo a la Argentina en la tercer consumidora mundial de este
alimento luego de Italia y NY; no pasaron muchos años en que esas
pizzerías pasarían de manos de los italianos a comerciantes
españoles, sobre todo gallegos que difundieron rápidamente este
noble producto, claro que con modificaciones como el espesor de la
masa, la cantidad de salsa y queso que se pondría por encima, al
respecto Eduardo Archetti, en su trabajo “Hibridación, pertenencia
y localidad en la construcción de una cocina nacional sostiene: “La
pizza llegó a Buenos Aires teóricamente de la mano de los
inmigrantes italianos. Su conversión masiva en comida de pizzería,
fue el resultado de la capacidad empresarial de los inmigrantes
españoles...”
En
una interesante publicación de 1949, en la revista “Argentina”,
número 7, se publica una nota titulada “Origen y función social
de la pizzería”, escrita e ilustrada por Luís J. Medrano a donde
expone: “Las típicas características que singularizaron el
desenvolvimiento político de nuestros país hasta hace algunos años
son por todos bien conocidas. La nación vivía constantemente
agitada por la lucha de dos grandes partidos políticos que se
disputaban encarnizadamente el privilegio de gobernar al pueblo
argentino... Pero lo que en realidad interesa a nuestro comentario,
es en primer término, trae el al recuerdo del lector un pavoroso
problema social, que en aquellas épocas y al producirse cada
periódica transmisión de mando, echaba su negro manto de angustia
sobre un vasto sector del electorado. La Administración Nacional en
pleno, cesaba automáticamente en sus
funciones
para dar cabida equivalente de laboriosos ciudadanos, que con
renovados bríos, se reintegraban a sus tareas luego de seis o más
años de espera.
Sería
ingenuo atribuir a una coincidencia, el hecho de que por ese entonces
nacieran a la vida comercial del país, tímidamente primero los
vendedores ambulantes, y luego con virulencia sorprendente los
establecimientos expendedores de un manjar, cuya aceptación por
parte del público, había de significar a la postre una verdadera
revolución: la pizza.
Así
quedó planteado un interesante problema de genética comercial
similar al que creó el nacimiento del transporte colectivo. La Leyh
de la oferta y la demanda invertía una vez más y a regañadientes
sus solemnes términos.
Quienes
pretendieron negar que los empleados cesantes han dado origen a las
pizzerías, se veían en aprietos para rechazar la hipótesis de que
esos pintorescos comercios deben su grandeza y su impulso inicial a
aquella masa de esforzados ciudadanos a quienes el vaivén de la
política colocaba alternativamente en la próspera felicidad o en la
más cruel indigencia”.
Medrano
insiste en la forma en que el empleado cesante intenta ganarse la
vida a través del corretaje, y dice: “A las doce del día, el
desdichado trabajador, con los pies destrozados, hacía su diario
balance sobre la mesa de un bar, comprobando al cabo de sencillas
operaciones, que los recursos tan sumariamente arbitrados, solo le
autorizaban a mojar tres medias lunas en una taza de café con leche.
Huelga
extenderse sobre las consecuencias desmoralizantes que semejante vida
traía aparejadas a tan numerosa cantidad de ciudadanos..., Fue
entonces cuando hizo su aparición en el escenario gastronómico
nacional el mágico y sabroso alimento, que por unas monedas, dejaba
en el estómago la más aproximada sensación de un almuerzo. Con
natural alborozo, el ex empleado halló la forma de sobrellevar la
penosa espera mejor alimentado y en ambiente más grato, simpatizando
primero c
y
terminando por encariñarse con la pizzería. Se hizo parroquiano
obligado y a la larga, amigo del dueño; éste, celosamente colocado
detrás de una caja registradora más brillante, pesada y costosa
cada semestre...”
Esta
noble comida nacida en Napoles como alimento popular e instalada en
Buenos Aires, llegados los años 80 con la presidencia de Menen se
instala de otra forma,que marcará una época, dicen que en medio de
una larga reunión de gabinete y sintiendo apetito el mismo
presidente mandó a pedir pizza (dada su característica de alimento
popular) y como la bebida más corriente que se encontraba allí la
acompañaron con “champagne”, de allí nace el gusto mezcla de
popular y bon vivant de consumir “pizza y champagne”; ya por los
90 vuelve a surgir otro nueva tendencia que es la “pizza a la
parrilla” y conjuntamente con ello la tendencia gourmet de la pizza
al mejor estilo italiano -a la piedra- con una maza bien fina y base
crujiente.
Con
la llegada de los inmigrantes nacen otros gustos gastronómicos
populares como es el “postre vigilante”, según se cuenta
alimento de agentes de policía -vigilantes- y de allí su nombre, no
es más que un trozo de queso fresco y dulce de batata, también
llamado “fresco y batata” o bien un trozo de queso Mar del Plata
acompañado de dulce de membrillo.
Las
pastas pasan a competir con los asados del domingo, claro que las
primeras en manos de la mujer y el asado en manos del hombre, según
analiza Patricia Aguirre “Una sociedad con fuerte herencia
patriarcal no deja el plato típico (que maneja la carne, un gran
cuchillo y el fuego) en manos femeninas”.
Nacen
otros platos característicos de la cocina argentina como la milanesa
con papas fritas o ensalada mixta, el sadwiche de milanesa
-presedente de la comida rápida-, la “milanesa a la napolitana”
-se dice invento de un cocinero que trabajaba en un restaurante
llamado Napoles que se encontraba frente al Luna Park- y que no es
más que una milanesa con salsa de tomate, jamón y queso.
Con esas
creaciones llegan también los “sorrentinos”, una especie de
raviol grande de forma redonda que también se le adjudica a un
restaurante de nombre “Sorrento” que se encontraba sobre la calle
Corrientes en el centro porteño.
La
salsa “chimichurri” esencial para los asados o sandwiches de
cortes de carne o el típico “choripan” tan arraigado al gusto
argentino, consistente de un pan con un chorizo asado. El chimichurri
como la salsa criolla no tienen solo una receta sino que cada casa,
persona, lo prepara de una forma en particular.
Chimichurri
(
Argentina, ámbito pampeano)
Ingredientes:
Ingredientes:
- ½ taza de salmuera
- 4 cucharadas de aceite
- 1 taza de vinagre de vino
- 5 dientes de ajo
- 4 hojas de laurel
- orégano
- 1 cucharadita de pimienta negra
- 4 cucharadas
de ají molido
Esta variante del chimichurri requiere combinar los ingredientes dentro de una botella.
Los ajos deben ser previamente machacados. Se agita la botella hasta que todo se mezcle bien y se la deja en un lugar fresco durante 4 o 5 días antes de usar el preparado.
Salsa
criolla
(Argentina, ámbito pampeano)
Ingredientes:
Ingredientes:
- ¼ taza de ají picante
- 2 dientes de ajos grandes pelados y pisados
- 1 litro de vinagre de vino
- ½ cucharada de orégano
- 3 hojas de laurel
- 1 raminto de romero preferentemente fresco
- ½ cucharada de pimentón colorado picante
- 1 cucharada de aceite
- ½ cucharada
de sal gruesa (gorda)
Se hierve ¼ litro de agua con sal gruesa y se deja entibiar. Se vuelca el agua salada en un recipiente con el ají molido.
Se incorporan los demás elementos. Se deja reposar durante 24 horas.
Se tamiza presionando las hierbas y especias.
Se guarda en frascos o botellas, en lugar fresco.
El asador usa una botella de salsa con el corcho perforado para rociar con ella los elementos puestos a asar.
Estas dos recetas argentinas fueron tomadas de “La comida criolla”, Memoria y recetas; Margarita Elichondo; Ed. Del Sol, 2002.
Otra
de las creaciones con denominación de origen es el Postre Balcarse,
originalmente de Lobos, Los ingredientes que lleva este
dulce manjar son sencillos y fáciles de conseguir: base de
bizcochuelo, merengue, dulce de leche, crema chantilly, coco rallado,
vainilla en polvo, marrón glacé, nueces, praliné, crema de leche,
pasta de almendra y azúcar impalpable para la cubierta, que es
grabada a fuego con la inicial del lugar donde se lo elabora. En su
elaboración no se utilizan conservantes lo que da como resultado un
singular sabor propio de las elaboraciones caseras.
En sus orígenes el postre fue conocido
como “Imperial” y su historia se remonta a la confitería París
de la ciudad de Balcarce, propiedad de Guillermo Talou, quien creó
este postre para 1950. Luego, la receta fue vendida a una firma de
Mar del Plata, donde se lo rebautizó con el nombre de Balcarce,
debido a su procedencia.
La historia de este tradicional postre
argentino encuentra sus orígenes -según quien cuente la historia-
el 25 de mayo de 1810 ( primer gobierno patrio) en donde la gente
esperaba agolpada en la plaza grande (actual Plaza de Mayo) alguna
noticia de lo que resolvía la Primera Junta de Gobierno. Otros
atribuyen un origen mas cercano a este majar criollo. En el pueblo de
Gouín -partido de Carmen de Areco provincia de Buenos aires- cuando
en oportunidad de un remate (en el año 1907) el martillero invito a
un gran asado, pero debido a la gran cantidad de personas que se
congregaron este no alcanzaba. Entonces un pastelero de la zona se
acerco y repartió pastelitos a la gente, la cual lo recibió con
mucha felicidad. Desde 1995 se celebra en el pueblo de Gouín la
"Fiesta Provincial del Pastel".
Los guisos como el locro o humita
provienen del norte y noroeste argentino y son preparaciones típicas
de las festividades patrias como el 25 de mayo o el 9 de julio,
también para el 01 de mayo, día del trabajador.
El mate originario del Paraguay se
incorporó al gusto argentino y forma parte de las bebidas calientes
para todo momento, tanto para desayuno, como para antes o después de
las comidas, como cena a falta de otro alimento o bien para amenizar
una charla en cualquier momento del día, para algunas familias de escasos recursos forma parte indispensable de la dieta diaria, aunque durante el 2014/2015 por el alto costo casi pasa a convertirse en un artículo de lujo; con el mate se incorporan
las “tortas fritas”.
La torta frita
o cachanga1 es un bocado típico de la gastronomía del Río de la
Plata, de origen europeo. Es similar en preparación y origen a otros
platos tradicionales de América Latina como el picarón o la
sopaipilla, aunque las tortas fritas usualmente se preparan de forma
redondeada y achatada. También existen variantes que recuerdan por
su masa y gusto a los buñuelos.
Argentina recibe permanente inmigrantes
de todos lados del mundo, pero en esto últimos años sobre todo de
los países limítrofes, conjuntamente con ellos llegan sus comidas
por lo cual la gastronomía va siempre tomando nuevos rumbos, gustos
y costumbres.
Las grandes masa de personas ya en busca de un mejor
trabajo o mejores condiciones de vida se agrupan sobre todo en la
Capital Federal y Gran Buenos Aires, en muchos casos ocupando amplias
zonas marginales llamadas “villas de emergencia”.
Uno de los libros que marca lo que se
come y como se elabora en la Argentina es el de Doña Petrona C. de
Gandulfo, una de las primeras referentes de la “cocina argentina”,
a ella le fueron siguiendo otros cocineros y chef de renombre, sobre
todo en los últimos años con la incorporación de los programas de
cocina a la televisión.
Una constante para observar que se come
en Buenos Aires, es visitar sus ferias y mercados, ellos juntos con
los almacenes fueron y van marcando la forma de comer propias de cada
zona y lugar.
Otro punto de referencia son los
restaurantes y bares, aunque hay que tomar en cuenta que no todas las
clases sociales tienen acceso a ello, en los últimos años recibimos
la influencia de la cocina rápida proveniente de Norte América,
conjuntamente con la televisión, el marketing y las grandes
multinacionales fueron cambiando el gusto y la forma de comer de los
argentinos, desde las hamburguesas y todos sus derivados hasta el
frustrado intento de incorporar un tipo de pizza típico americano y
que no llegó a pegar en el gusto argentino.
Otras variantes fueron
el sushi y la cocina oriental como el seviche de la cocina peruana.
Hay que destacar un alimento típico
del paraguay que es la chipa y que a partir de los 90 llega de la
mano de los inmigrantes paraguayos y se queda instalada en Buenos
Aires a través de vendedores ambulantes siendo hoy un producto que
se ve y consume a diario.
Junto con estas nuevas incorporaciones
y de la mano de grupos de inmigrantes de toda Latinoamericana y Asía
-sobre todo chinos- llegan y se instalan en Buenos Aires nuevos
productos antes difíciles de conseguir como locales gastronómicos
de cocina étnica.
Alimentos:
Para hacer un breve repaso, antes
del siglo XVI, los nativos contaban con el maíz, quinua y
amaranto como cereales (aunque estos dos último sean en realidad un
seudo cereal perteneciente a la familia de la remolacha -betterave,
betabel o beterraga-; siendo introducido después el trigo, centeno y
otros cereales, por los españoles; cave aclarar que el arroz de
cultivo también fue introducido en el siglo XVI, pero que ya se
conocía en estado salvaje, y como elemento de recolección de
algunas poblaciones del noroeste (zonas selváticas), aunque esta
especie nunca pudo ser cultivada. También se recolectaban y
cultivaban: maní (cacahuete o cacahate), poroto (frijol, judías),
zapallo, calabaza (aunque ya hay especies en Persia), papa (patata,
de la que se conocen más de cien variedades), batata (papa dulce), y
mandioca (yuca, de la que se conocen más de cien variedades
incluyendo una dulce); los europeos ingresan las demás leguminosas y
verduras, e incorporan paulatinamente las nativas. Los nativos
conocen o reconocen al rededor de 16 tipos de miel -de abaje-
salvaje, que diferencian perfectamente, por sabor y especies que la
producen. Como frutas y verduras nativas antes del siglo XVI, se
encuentran: cacao, yerba mate, fruta de la pasión, guaracuyá, piña
(ananá), algarroba, frutilla (fresa) -aunque se conocen variedades
europeas-, higo de tuna, tomate (jitomate), ají (hot pepper o ají
picante con muchas variaciones y tipos) y morrón (ají dulce también
con varios tipos), palta (aguacate o avocado), carambola, coco, pindó
(fruto de la palmera que si bien no tiene origen en el continente
americano se supone pudo llegar sus semillas flotando a través de
los océanos, pero al igual que la banana que tampoco tiene su origen
en América también hay teorías sobre que fue traída en viajes
inter océanicos desde África por otros pueblos muchos años antes
de la conquista, también hay una teoría de una anterior unión y
separación de los continentes.
Los europeos traen con ellos
(destacándose los jardineros y botánicos ingleses, que aclimataron
diversas especies foráneas): olivos, sandía, melón, ciruela,
durazno (que gracias a su enorme adaptación y proliferación -sobre
todo en las afueras de lo que fue la Buenos Aires colonial- se
utilizaban tanto sus frutos como su madera para leña y hacer fuego),
caquí, dátiles, mango, granadilla, manzana, higo, membrillo,
cereza, pera, damasco, cebolla, ajo, lechuga, acelga, pepino,
coliflor, repollo y berengena.
Técnicas culinarias:
Antes del siglo XVI, en América
ya se conocía las técnicas: freír, tostar, asar, hervir, guisar,
cocer en caldos, fabricar harinas, fermentar bebidas alcohólicas,
conservar alimentos ahumados o secos al sol.
A partir del siglo XVI, se
incorporan técnicas perfeccionadas de hornear, elaboración
artesanal de sub-productos derivados de la leche, y conservas dulces
y saladas.
Los europeos arribaron a estas tierras
en el siglo XVI con sus cosas: estilos arquitectónicos, vestimentas,
cultura, comida, pero ante todo trajeron su acerbo cultural y sus
míticas creencias, impusieron su religión por la fuerza (como en
toda la historia de la humanidad) dejando de lado la rica filosofía
aborigen y su conexión con la tierra y el cosmos; gracias a “Dios”
no todo se perdió y siguen vigentes en muchas zonas del país, a
veces un poco ocultas y modificadas por el cristianismo. ¿Que más
coherente que el festejo de fin de año entre el 21y 22 de junio por
los pueblos originarios?, ¿acaso no corresponde al solsticio de
invierno, tal cual lo festejan en Europa?.
Impusieron por la fuerza sus fechas, su
cultura, sus costumbres, y el aborigen se las ingenió para que no
todo se perdiera...
Desde el Neolítico a la actualidad
hay alimentos con fuerte carga simbólica y suelen ser
"carbohidratos", generalmente asociados a eventos sociales
y religiosos del ciclo anual -solar-, el "trigo" para
Europa, el "maíz" para Centroamérica y el "arroz"
para Asia, pero, para los argentinos de Buenos Aires es "la
carne".
“El significante “carne” es la
clave del patrón alimentario argentino”.
“Comer carne es un modo de ser
argentino”
-Patricia Aguirre-
Norberto
E. Petryk, chef
Excelente información!, estoy haciendo una investigación de la cocina rural en Uruguay y encontré similitudes que le dan veracidad a lo que yo he investigado, gracias!
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