Estos datos sobre la existencia de la batata en Polinesia si bien presentan una incógnita para los investigadores avalan teorías sobre corrientes poblacionales de la Polinesia en América y por lo visto no solo fue un viaje que trajo a estas tierras a personas del Pacífico sino que también hubo un intercambio o viajes sucesivos, está claro que no se encuentra presencia de otros alimentos americanos pero sí he leído una vez sobre una técnica de cocción similar al “curanto” utilizada por los mapuches.
Los hornos de tierra hawaianos, llamados imu, combinan el asado y la cocción al vapor en un método llamado kālua. Se cava un hoyo en la tierra y se forra con rocas volcánicas y otras que no se rompan cuando se calienten a altas temperaturas, como el granito. Se hace fuego con brasas, y cuando las rocas estén al rojo se retiran estas y se introducen los alimentos envueltos en hojas de ti, jengibre o plátano, se cubre con hojas húmedas, esteras y una capa de tierra. Puede añadirse agua a través de un tubo de bambú para producir vapor. El intenso calor de las piedras calientes cocina la comida perfectamente, pudiendo cocinarse comida para varios días de una sola vez, sacándose y consumiéndose lo que se necesita, cambiándose la cubierta para mantener el resto caliente. Las batatas, el taro, el árbol del pan y otras verduras se cocinaban en el imu, así como pescado. Los congrios se salaban y secaban antes de hacerse en el imu. Los pollos, cerdos y perros se ponían en el imu con rocas calientes en la cavidad abdominal. Los hombres realizaban todo el proceso, y la comida para las mujeres se hacía en un imu separado (hombres y mujeres tomaban sus comidas por separado). La antigua costumbre de cocinar con el imu sigue conservándose.
Volviendo a la bata, la raíz contiene gran cantidad de almidón, vitaminas, fibras (celulosa y pectinas) y minerales, destacándose entre estos el contenido de potasio. En valor energético supera a la papa y en vitaminas se destaca por la provitamina A (betacaroteno) y las B1, C (ácido ascórbico) y E (tocoferol). Cuanto más amarillenta es su raíz, más betacaroteno posee, por eso las batatas con esta coloración son muy utilizadas en Asia y África para reducir la deficiencia de vitamina A en los niños. Su sabor dulce se lo debe a la sacarosa, la glucosa y la fructosa.
Además su raíz, si bien no posee altos contenidos de proteína, sí es importante en contenido de lisina. Por esto es que se la utiliza como complemento de algunas harinas de cereales. Su contenido de lípidos es bajo. Sus ácidos grasos principales son el linoleico, el oleico, el esteárico y el palmitoleico. Posee gran canttidad de fibra digerible, que acelera el tránsito intestinal, previene el cáncer de colon, controla el nivel de azúcar, baja el colesterol y produce sensación de saciedad. Su piel y pulpa poseen antioxidantes, por lo que previene enfermedades cardíacas, diabetes y cáncer.
La utilización en la cocina
Se consumen asadas -a la parrilla, directamente a las brazas o al horno-, hervidas, fritas y en confituras, ya sea como acompañante de comidas saladas o dulces o bien solas como pueden ser las “batatas fritas” (para acompañar alguna bebida).
En algunas recetas se utilizan para reemplazar las castañas por su parecido sabor. Preparadas en almíbar son deliciosas o bien como dulce (mermelada o dulce compacto).
Nombres que recibe:
Castellano: bataca, batata, batatas, boniato, boniatos, buniato, camote, moniato, moniatos, patata de Málaga, patata dulce, patatas de Málaga.
Catalán: moniato, batata, moniatos (variedad mallorquina), moniatera (variedad valenciana), patata de Màlaga.
Euskera: mugurri.
Gallego: pataca doce.
Português: batata doce.
Inglés: sweet potato (en Canadá y Estados Unidos, en algunas regiones se confunde con el término yam, pero las yams, son otra variedad distinta al sweet potato).
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