martes, 23 de abril de 2013

Historia, mitología, arte (investigación sobre afrodisíacos)

HAS RECORRIDO UN LARGO CAMINO MUCHACHA….
 
Después de recorrido un pedacito de ese largo camino, aquel que comenzamos cuando dimos el primer paso hace 3.000.000 de años, sólo quiero pedir disculpas, ya que la lista de nombres de diosas, dioses, y mitos de la humanidad no está completa: “la vida es corta, y el arte es largo”; pero esa muestra bien tiene valor para comprender la versatilidad de la propia conducta humana y del hilo conductor que la une, a lo largo de ese camino en el cual, además de aprender a caminar de pié, aprendimos, o estámos aprendiendo el arte de vivir…

Como cierre de esta sección transcribo unas notas de A. Thirleby, de “El tantra del amor”: “Las ideas fundamentales del tantra pueden encontrarse en una historia hindú inventada, que se ha transmitido mediante los escritos tántricos. En esa historia se cuenta que: …antes del universo, antes de todos los tiempos, sólo existía un único punto de energía creadora. Esa fuerza era femenina, y de ella salió el universo entero. La diosa del tiempo estaba en el centro del universo que ella había creado. Su fuerza creadora se había repuesto, decidió seguir creando, pues sólo en ello encontraba placer. Así creó la tierra, el suelo firme y los mares, las plantas y los animales. Dio su ser a todas las cosas y las ordenó en una relación equilibrada, de suerte que se reprodujeran y propagaran.
Una vez que hubo consumado la creación se alegró sobremanera, pero sus energías no se habían agotado del todo.
Así que se imaginó la forma femenina del hombre y la adoptó ella misma. Y se llamó a sí misma KALI, y se dividió en dos, de donde surgió MAHAKALA, la forma masculina. Y enseñó a Mahakala los goces tántricos y la renovación de sus propias fuerzas creadoras.
Estas dos divinidades del tantra juntas engendraron al primer hombre y le transmitieron los rituales tántricos, para que pudieran participar de la felicidad de la alegría perfecta y de ilimitado poder sobre el universo”.

……
El Tao es el origen de todos los seres. Todo se muere, irremediablemente si lo pierde, y vive si lo posee”.
No sé de quien es hijo, parece ser anterior al Ti (Dios)”.
Antes de que existiesen el Cielo y la Tierra existía él sólidamente en los tiempos antiguos. Hace espíritus (da poder espirituales) a los manes de los difuntos y al Ti (soberano)”.
El Tao nace del Uno, el Uno nace del Dos, del Dos nace el Tres, del Tres nacen los diez mil seres. Los diez mil seres llevan en la espalda el Yin (la oscuridad) y en brazos al Yang (la luz). Así, el vapor (la materia) del vacío queda armonizada”. (c. 42) Lao-tse.
Según la cosmología china primitiva, se basaban antes en los cinco elementos Wuhsing: agua, fuego, vegetal, mineral, y tierra; según sus proporciones en los cuerpos producían el equilibrio o desequilibrio en cada ser en el mundo entero.
Cada pueblo de la antigüedad tiene sus mitos característicos, íntimamente relacionados con su religión ancestral y con su alma poética. Y así, existen una mitología china, y otra hindú, y otra egipcia, y otra griega, y otra escandinava, y otra ibérica. Pero existen y coexisten; porque es curioso observar cómo, a pesar de la distantancia que en el tiempo y el espacio separa a los que llamamos pueblos arcaicos, y de su diversidad en mitologías, al comparar éstas se hallan las mismas ideas cosmogónicas, representadas por divinidades análogas, así como idénticos conceptos teogónicos, relativos al origen, carácter y función de los dioses; el Osiris egipcio, el Júpiter griego, el Ormuz persa, el Brama hindú, el Odín escandinavo, el Wotan teutónico, resumen un mismo concepto religioso y filosófico; son una misma concepción…, tamizada por distintas culturas, productos de distintos temperamentos. Y si la mitología griega nos parece hoy la más completa, la más bella, la más próxima a nuestro carácter, es porque fue la creación armoniosa de una imaginación poética y plástica”. –Federico Carlos Sainz de Robles-

Pasó mucho tiempo desde esos 3.000.000 de años…, aprendimos, pero también nos olvidamos, aprendimos a conectarnos entre nosotros, y con nosotros mismos, aprendimos a comprender el medio en el que vivimos, pero también nos olvidamos, nos olvidamos de lo esencial, y le pusimos valores a muchas cosas que no deberían tenerlo… ¿quién le da valor a un diamante en millones de dólares en un mundo cada vez más sumergido en el hambre y la miseria?, es más, ¿quién puede comprar con valores monetarios: la felicidad, un sueño tranquilo, la verdadera amistad, el amor, la vida…?
Muchos me responden que el dinero no es todo pero que calma los nervios y ayuda un poco más a ser feliz; estoy seguro que es sólo porque todavía no se pudieron conectar con su paz interior…
 
El hombre moderno no comprende hasta que punto de su “racionalismo” (que destruyó su capacidad para responder a las ideas y símbolos numéricos) le ha puesto a merced del “inframundo” psíquico. Se ha liberado de la “superstición” ( o así lo cree), pero, mientras tanto, perdió sus valores espirituales hasta un grado positivamente peligroso. Se desintegró su tradición espiritual y moral, y ahora está pagando el precio de esa rotura en desorientación y disociación extendidas por todo el mundo.
Los antropólogos han descripto muchas veces lo que ocurre a una sociedad primitiva cuando los valores espirituales están expuestos al choque de la civilización moderna. Su gente pierde el sentido de la vida, su organización social se desintegra y la propia gente decae moralmente. Nosotros estamos ahora en la misma situación. Pero nunca comprendimos realmente lo que perdimos, porque, por desgracia, nuestros dirigentes espirituales estaban más interesados en proteger sus instituciones que en entender en misterio que presentan los símbolos. En mi opinión, la fe no excluye el pensamiento ( que es el arma más poderosa del hombre), pero, desgraciadamente, muchos creyentes parecen temer tanto a la ciencia (y, de paso, a la psicología) que miran con ojos ciegos las fuerzas psíquicas lumínicas que por siempre dominan el destino del hombre. Hemos desposeído a todas las cosas de su misterio y luminosidad; ya nada es sagrado”. –Carl G. Jung-


El hombre al alejarse de la naturaleza y la esencia de la misma, para sumergirse en lo económico, que perdiendo poco a poco su conección con lo cosmico y divino, provocando el olvido sobre los principios esenciales de su propia existencia. Ninguna religión es mala mientras contemple al hombre y su bienestar como maximos exponentes, y mientras respete la libertad de todos; claro está que no debemos olvidar que la esencia misma de ese hombre y de su predisposición para el bien y el mal: su objetivo principal será la vida; su destino final la muerte; su mecanismo de supervivencia, el aprendizaje; su perpetuidad, el poder trasmitir conocimientos a las generaciones futuras; su misión, prolongar la especie…
Después de este recorrido podemos analizar que: el hombre desde los inicios del tiempo en su desarrollo como ser racional y humano fue tomando contacto con el medio –tierra- que lo rodeaba y empezó a utilizarlo para su bienestar, es un principio básico el que tengamos que alimentarnos para vivir, sin el alimento, y sin los alimentos adecuados, la vida humana y el buen desarrollo de nuestro organismo sería imposible de sobrellevar. Todos conocemos la pirámide de la alimentación y la importancia que tiene un buen balance dentro de ella para mantener un cuerpo sano y saludable, pero he aquí que el hombre no solo vive para comer, aunque a veces resulté así. El hecho de haber permanecido tantos millones de años en éste planeta se debe, además del grado de adaptación al medio, por que nos reproducirnos, y eso implica un desarrollo sexual que después o conjuntamente con el alimento juega un importante papel en el hombre y al decir hombre me estoy refiriendo tanto al individuo macho como a la hembra.
Desde que el hombre primitivo toma contacto con la naturaleza advierte los cambios operados en ella por los ciclos estacionales, la luna, el sol, los factores climáticos y el cosmos, se genera toda una serie de hipótesis en las que advierte la presencia de un ser superior encargado de operar todos esos cambios, en un principio andrógeno (con ambos sexos) y luego femenino, entrando en una etapa de adoración a las que hoy denominamos diosas Madres, entre ellas Afrodita, éstas diosas tenían el poder oculto del cambio y resurgimiento de la vida, no es por nada que la denominación de vagina para los hindúes sea “yoni” que traducido sería algo así como “cueva oscura y sagrada” y para el pene “ligam”, algo así como “vara de luz”. 
Estas diosas madres estuvieron presentes, según la arqueología, desde 30.000 años a. C. a la actualidad, aunque con el arribo del patriarcado, que llegaba de la mano del desarrollo de la agricultura y la ganadería se fueron ocultando o tapando para pasar a ser el hombre y los dioses masculinos los rectores de la humanidad. El poder de la mujer fue desbaratado y reprimido, recién en el siglo XX con la revolución sexual y la liberación de la mujer comienza un nuevo desarrollo y revelación de las mismas, integrándolas nuevamente a la vida social, familiar y sexual de la pareja.
Como es de advertir y dado el contacto y experiencia que el hombre primitivo entabla con la naturaleza es importante observar que la primavera adquiere un relevante papel, ya que con ella llega el resurgir de toda esa vida que se renueva, fuente de alimentos y energías que además de otorgarle salud y bienestar le infiere fuerzas para reproducirse y procrear. Fue por ello que durante siglos el festejo de la primavera estuvo dedicado a esas diosas Madres. Conjuntamente con la adoración a la naturaleza se entabla una relación con los alimentos que generan las fuerzas para concebir y conjuntamente aumentan el apetito sexual, es muy probable que esos descubrimientos se fueron haciendo de forma accidental o por prueba de error, aunque no descarto que en su etapa más primitiva el hombre haya tendido un mayor contacto con su microcosmo interior y haya podido reconocer las sustancias incluidas en otros microcosmos, con ello quiero decir que podía saber que es lo que le hacía bien y que es lo que le hacía mal e incluso poder comprender cuales eran las necesidades de su cuerpo y como podía adquirir lo que le hacía falta. ¿Nunca sentiste la necesidad de comer algo sin saber el porque?, bueno, esos son mensajes interiores de nuestro microcosmos, (integrado por células y tejidos que forman algo así como un sistema solar) aunque no hay que confundirlos con los deseos generados por la ansiedad y los demandados por nuestra sociedad de cultura consumista impuestos por los medios masivos de comunicación.
Con la Afrodita griega y la asociación de la Venus romana a ésta, es que incorporamos en nuestra cultura occidental el concepto de los afrodisíacos, ya que estaban destinados a aumentar el poder sexual, método indicado para la adoración de esas divinidades, diosas del amor, la fertilidad y la fecundidad. A diferencia de la cultura oriental que incorpora el sexo desde otros parámetros y hace culto de este como medio para poder conectarse con la divinidad Shiva y Shatki o Siva y Parvati (Kali), dioses estos en que se trasmutan la pareja al hacer el acto sexual y mediante el cual obtienen la fuerza generada por ese acto para alcanzar una mayor plenitud en sus vidas. De allí surge el tántra, supuestamente hace unos 20.000 años atrás. El Tantra se basaba antiguamente en una forma de percibir la vida como resultado de un acto de amor hacia el universo y todas las criaturas vivientes, y está asociado con la fertilidad, su forma de conectarse con lo sexual no es como la que tenemos presente, producto de la influencia de las tradiciones judeocristianas que nos plantean al sexo como algo solo ligado a la procreación y fuera de ello como un acto maligno y hasta peligroso, convirtiéndolo en un tabú y hasta no deseado o vivido con culpa.
Con la incorporación del cristianismo al Imperio romano se declara a Venus / Afrodita como enemiga número uno del estado y se la destierra, declarándose también todo lo relacionado con ella como maléfico, diabólico y altamente peligroso, es de allí que surge para nuestra cultura occidental el tabú de los afrodisíacos y la culpabilidad sentida por el sexo, obligándonos a percibirlo como algo pecaminoso y alejado de Dios, pero si fuese así Dios no habría dejado que el hombre poseyese el sentido del placer, aunque también se nos ha enseñado que Dios nos dio el bien y el mal para poder distinguirlos, pero si dentro del mal encontramos la forma de reproducirnos como seres vivientes y aun dentro de ello hallamos el placer, tan malo no ha de ser…
Para felicidad de muchos y para pesar de otros en los inicios del siglo XX el hombre vuelve a tomar contacto con la naturaleza de su cuerpo, comienza nuevamente a tomar baños de sol, la mujer se libera del corset que aprisiona su cuerpo, se produce toda una revolución industrial que le permite integrarse al trabajo a la par del hombre y consecuentemente con ello el poder ingresar a las fuentes de estudio que le estaban vedadas; ya para mediados de siglo y como consecuencia de la revolución sexual es otra vez participe de su libertad, aunque no todavía consiente y a veces mal interpretada. La mujer toma conciencia y asume su participación en la toma de decisiones en su vida sexual, espiritual, laboral y de pareja, renace con ello los olvidados afrodisíacos y hoy nos encontramos aquí queriendo entender de que se trata todo esto que siempre tuvimos pero que permanecía dormido dentro de nuestro subconsciente.
Habiendo tomado contacto con la etimología de la palabra “Afrodita” y ya sabiendo que hace referencia a lo femenino, al amor, la fecundidad, la fertilidad y el principio femenino del cosmos veamos un poco que ocurre en la mente del ser humano.
Ver más en:
Frutos prohibidos y ofrendas de Venus
Cuaderno de apuntes…

Origenes del Hombre (principio de la investigación sobre afrodisíacos)

"ORIGENES DEL HOMBRE"
Hace unos 3.000.000 de años, descubrimientos actuales hablan de unos 4 a 6 millones de años, un gran simio se incorpora (de su forma cuadrúpeda) para erguirse sobre sus patas traseras; los científicos, antropólogos, siguen buscando todavía el eslabón perdido: los restos de ese simio que provocaron la transición entre él y el homo erectus; hoy se sabe que sus dos pasos siguientes: el hombre de Neandertal y el Homo Sapiens, llegaron a compartir un mismo espacio geográfico, en algunos puntos de Europa, y vivieron, se cree que no pacíficamente, luchando por el medio, eso es posesión territorial que asegura la supervivencia del grupo de continencia y el sustento alimentario. Ganó, por supuesto, el Homo Sapiens, del cual formamos parte, aún en la diferencia a que hacemos llamar racial. Se supone que puede haber existido una supervivencia del Neandertal, dada la existencia de leyendas y relatos, aún como parte de una mitología, de hombres yetis u hombres de las nieves o pies grandes; no pudiendo ser comprobada, ya que para la ciencia debe existir un cuerpo (eso es algo material) que lo avale. Es muy difícil de afirmar, pero si observamos el comportamiento de nuestra especie, veremos que en su traslado de un espacio geográfico a otro y con el debido asentamiento, se fueron desarrollando características especificas que diferenciaron a unos de otros grupos, con rasgos externos como color de piel, rasgos oculares o índices cranianos; desarrollaron un sistema de comunicación, en un primer momento muy rudimentario, para con la vida comunal crear lo que hoy llamamos grupos, en sus distintas ubicaciones geográficas; por motivos que desconocemos, ya que sólo podemos contar con datos precisos a partir de lo que denominamos historia (momento en que el hombre comenzó a desarrollar el lenguaje en forma escrita), estos grupos (o por motivos climáticos o en busca de mejores y mayor cantidad de alimentos) fueron invadiendo otros territorios, algunos ya ocupados, provocando en algunos casos la muerte, a veces la antropofágia, en otras la esclavitud y, mayormente, la obligación de dispersión de esas otras tribus o grupos invadidos, provocando así invasiones involuntarias a otras regiones, y su aislamiento en zonas marginales (sólo basta ver a los actuales indígenas americanos).

En el largo camino de nuestros antepasados, fueron aprendiendo a sobrevivir y a convivir en distintos medios ambientales; es de suponer que fueron observando las distintas manifestaciones de la naturaleza, y adhiriendo significados a partir de la observación en un primer momento pacifica y luego activa, de todo lo que observaban, como los procesos de nacimiento, maduración, desarrollo y casi siempre la muerte (salvo en algunos casos específicos de la naturaleza, en el cual estos procesos no son notables o lleva mayor tiempo el observarlos).
En esa observación e interrelación con el medio natural, se crearon los primeros tótem, eso es la asociación del jefe o la familia con algo que los identifique, ya sea algún animal, vegetal o piedra; tomando así los primeros nombres y las primeras deidades de la naturaleza. En el desarrollo de la lengua y el pensar, asociado a toda información que parte de la observación, adquirida de la naturaleza misma y del entorno, se suma la observación cósmica y su correspondiente evolución con los cambios que provoca en todo su entorno. Es a partir de ello que se comienzan a formular las primeras preguntas del ¿cómo? y ¿por qué?, y se comienzan a desarrollar las primeras hipótesis que darán origen al inicio del cosmos y del hombre mismo. Como era imposible explicar infinidad de cosas, se crearon las primeras divinidades, copiadas en sus inicios, del hombre mismo, por ello fueron femeninas y masculinas, y algunas por su jerarquía o principio: andrógenas, y en su mayoría relacionadas o asistidas por animales o plantas, provocando de esta forma un mayor punto de contacto o ayuda con el tótem familiar. Es así, que se crea y desarrolla la hechicería, con la que el hombre asusta o provoca a esos dioses para lograr sus objetivos deseados, ya sea la caza, la lluvia, su virilidad o la fecundidad de sus mujeres, y es cuando se considera que el hombre asume la condición patriarcal de jefe absoluto, ya que se estima antes fue netamente matriarcal, con la hembra (femenina) como dueña absoluta de su hijo, quedando encinta sin abandonar a su grupo de continencia o grupo familiar primitivo; pasando luego a incorporarse al grupo del macho (masculino) como pertenencia de éste (sociedad patriarcal).
Con motivo de los hechizos y conjuros, se comienzan a realizar los primeros ritos de sacrificios, para lograr los objetivos deseados; más tarde, desarrollando la magia como un método de dominio, ya, de esos dioses, obligándolos a ponerse al servicio del mago, que lo obligará a realizar las exigencias del grupo. Desde un principio existió un Dios Supremo, que se encontraba por encima de todo, creador de todo el Universo (en algunos casos con un principio femenino, en otros con un principio masculino, a veces compartido); luego se desarrollaron infinita cantidad de números de divinidades (o dioses) de distintos rangos, llegando a existir algunos netamente inherentes al grupo familiar y al uso doméstico, como un dios del fuego de la casa, diferenciado del fuego ritual, o del fuego de otros dioses superiores; aparecieron diosas madres, e hijos y se comenzaron a elaborar, con los correspondientes casamientos o convivencia entre uno u otro Dios, las leyendas y mitos, con historias mayormente de índole moral.
 
Pero veamos un poco..., actuales estudios han demostrado que el Homo-Sapiens (también el Neandertal) partió desde algún punto en el África Meridional para ir ocupando los continentes Africano, Asiático y el Europeo, pasando de Asia a América del Norte a dondre ingresa alrededor de 30.000 a 40.000 años a.C. para poblar toda América (existen otras teorías poblacionales, pero ésta es la principal y la más viable).
En la formación de los pueblos indoeuropeos participaron los arios, siendo un punto oscuro el origen de éstos mismos, aunque en los antiguos libros, se dice que salieron de la "tierra de los recuerdos y del origen, de la primera morada excelente creada por el Señor (ORMUZD)", acaso el Sennaar de las Sagradas Escrituras.
Ario, o Aryo, del sánscrito Arya, de buena familia, pueblo primitivo del centro de Asia, que en época muy remota, y del cual, al parecer proceden todos los pueblos jaféticos o indoeuropeos; arios, "Los fieles", "los amigos", "los excelentes", en sánscrito; o "los respetables", "los venerables", en zendo; dieron nombre a la tierra en la que se establecieron: Ariana, Aria y, también Irán; y su denominación se revela en todos los pueblos de ellos derivados; los osetas del Caucazo se dicen a sí mismos iron y llaman Ir a su país; Tácito denomina Arìi a una de las tribus germanas; los celtas de Irlanda denominaron Erin a esta isla y se llamaron a sí mismos erii o er, palabras que en su idioma tiene significación análoga a la de aryo. Pictet ha querido ver también este nombre en la palabra ibero (IBH-ER); pero las investigaciones antropológicas posteriores no le han dado la razón, predominando hoy la opinión de que los iberos pertenecen al tronco camita, cuyo centro de difusión coloca Sergì en el África Oriental, entre la Somalìa y el delta del Nilo. Según la antropología, los aryos, pertenecen al tipo braquicéfalo, que practicaban la cremación de los cadáveres encerrando sus cenizas en toscos vasos de barro, caracteres por los que se distinguen de la raza camita, ya que ésta, según tales estudios, era dolicocéfala e inhumaban los cadáveres en fosas, cavernas y túmulos. Mucho tiempo después aparecieron pueblos que enterraban a sus muertos, pero en todos por absoluto, permaneció la costumbre de honrarlos.
 
La Mesopotamia, fue cuna de las primeras grandes cosas que ha heredado la humanidad, luego de los Aryos, hubo un período Sùmero-Accadio (3.500 a 2.500 a.C.); los Sùmeros ya se encontraban en el 4.000 a.C. con capital Ur y los Accadios con capital en Accad o Agode. Se infiltraron entre los Sumerios, "Semitas", antiguos beduinos nómadas del desierto sirio-arábigo, más adelante otros semitas "amoritas" o "amorreos" se vuelven a infiltrar entre los sumerios de Ur III; hacia 1.750 a.C. fue creada Babilonia bajo la férula del amorreo Hammurabi (Imperio semítico) creador de uno de los primeros códigos de leyes , redactado en caracteres cuneiformes y en lengua babilónica, este código contenía, intercalado entre un prólogo y un epílogo cargado de maldiciones para los violadores, un texto compuesto de cerca de 300 leyes; existe otro documento similar escrito por el rey LIPIT-ISHTAR, en tablillas de arcilla secadas al sol, en caracteres cuneiformes y en idioma sumerio, pero ciento cincuenta años antes; y Bilalama escribe otras setenta años antes que las anteriores, en lengua babilónica. El rey UR-NAMMU escribió otra anterior (2.050 a.C.) 300 años antes que las de Hammurabi; desde allí parten hasta el día de hoy la mayor parte de las leyes, prohibiciones y normas morales y éticas; o las que iniciaron el posterior código romano y nuestras leyes actuales.
Los Hititas (indoeuropeos) penetran en la Mesopotamia, Asia Menor, alrededor del siglo XVII a.C. y durante el reinado de Hattusili (h. 1.650 a.C.) formó la primer potencia mundial; los Hititas y los Egipcios firmaron varios tratados de paz y entablaron otras tantas guerras, ya que en esa época tenían igual fuerza e imperios poderosos. Luego, los persas (2000-1800 a.C.) que emigraron de Aryan (Iranios) desde los llanos del sur de Rusia hacia el próximo Oriente; realizan la primer invasión de Europa por Asia (513-512 a.C.) y son derrotados por los Griegos (480-479); Alejandro Magno de Macedonia destruye el Imperio Persa en el 330 a.C.
 
De los árabes, las primeras noticias figuran en las inscripciones de SALMAMASUR III (858-824 a.C.) y se encuentran durante los dos siglos siguientes como nómadas que iban sobre camellos del desierto arábigo; hasta que a mediados del 600, son reunidos y unificados por Mahoma, tomando la Meca e instalando la nueva religión Islámica para los musulmanes, que luego se extendería por gran parte del mundo.
De los Aryos, se sabe que su ruptura y desmembramiento produjo en distintos puntos de Europa, a saber: la del grupo greco-itálico, que después de haber estado reunido se fraccionó en dos, el griego y el italiano; la celta, la eslava y la germánica. La época en que los aryos llegaron a Europa no puede fijarse con certeza, pues decir que en los tiempos pre-històricos, nada resuelve, ya que la prehistoria de cada continente y, aún de cada país, abarca distinta extensión cronológica y los datos geológicos-antropológicos no son bastante precisos. Según hipótesis, la invasión de la raza turiana, se realizó primero, por consecuencia de la conquista de Turan por los aryos; representada por los ìberos (vascos, magyares, lapones, finlandeses, etc.) los cuales ocupaban la Europa al llegar a ella los aryos, que no tardaron en sobreponerse a aquellas, fundièndose siquiera parcialmente, en algunos juntas ambas razas, como sucediò en España, donde de la fusiòn de los ìberos y los celtas, salieron los celtìberos, en el centro de la penìnsula, hecho relativamente moderno, pues precediò a la conquista romana, debiendo ser posterior al siglo IV a.C., segùn los estudios màs recientes.
El origen de la vida urbana data de alrededor del año 8000 a.C. (Asia Occidental), a medida que se sumaban vecinos (los hijos construìan las casas al lado de la de sus padres y asì se iban reproduciendo parientes), las aldeas se convirtieron en pueblos y màs tarde en ciudades, ciudades-estado y en imperios.
La ciudad, con objeto de controlar a sus propios ocupantes y a los pueblos circundantes que la proveìan de alimentos, tuvo que forjarse un gobierno y un sistema legal; tuvo asì mismo que desarrollar procedimientos particulares para llevar a cabo grandes proyectos cooperativos: adiestrar fuerzas y realizar obras de regadìo. Finalmente, aparecieron la escritura, las obras literarias y los logros intelectuales que han venido a definir lo que se denomina civilizaciòn.
Esto que llamamos civilización no se da como una constante a lo largo y ancho del mundo, porque mientras en unos pueblos de Egipto o Mesopotamia, mientras escribìan su historia y se hallaban en un constante progreso, otros de Francia o España vivìan en la prehistoria; y los desarrollados fueron independientes de la construcciòn o no de ciudades, por ejemplo en Centro-Amèrica se comenzò a cultivar diez tipos de plantas alimentarías, incluso el maíz, alrededor del año 5000 a.C. y sin embargo no se establecieron poblados; en un lugar llamado Shamirad, en Irak, el trabajo de los metales se convirtiò en oficio hacia el año 9000 a.C., antes incluso que quienes se dedicaban a èl hubieran cultivado plantas; en Catal Hüyük -Turquìa Central- se desarrollò la alfarerìa alrededor del 6500 a.C. y conjuntamente con ella, se hallaron santuarios religiosos de extraordinaria perfecciòn (en esa època se comenzò a domesticar el ganado); Jericò fue habitada en un perìodo de màs de 65 siglos, por pueblos pertenecientes, como mìnimo, a diez culturas distintas. Los aldeanos prehistòricos, como los cazadores nòmadas, dedicaban todas sus energìas y sus crecientes conocimientos a su propia supervivencia. Se fueron desarrollando profesiones, y cada profesiòn formaba parte de una organizaciòn que recibìa el nombre de su oficio o de algùn animal (grupo de la "serpiente", grupo del "asno", tèrminos que evocan la organizaciòn de los Boy Scouts del siglo XX).
 
El carpintero, el herrero o el artista (que esculpìa las figuras de los reyes, dioses o adornos de la casa) recibìan su paga con alimentos, cebada, trigo, algùn cordero, vaca o gallina; pero hubo necesidad de una mayor mano de obra para la explotaciòn de las haciendas y sembradìos, para la crìa de animales o para las grandes empresas del estado, fue asì que se incluyeron a los "esclavos", palabra que deriva del vocablo "extranjero", y que surgen de la toma de prisioneros en las invasiones y conquistas de los nuevos territorios y, en otros casos, de la venta misma de algùn pastor nòmade que ponìa precio a su propia cabeza para gozar de las ventajas de la ciudad.
Con toda esta mudanza de tierras, culturas, esclavos y nuevas conquistas o recuperaciòn de territorios, se fueron constituyendo culturas màs ricas por el intercambio de conocimientos, incluido en ello lo religioso y las creencias, que en su mayorìa encerraban ordenanzas de orden moral que apuntaban a la familia y a la consolidación del estado.
 
Una de las divinidades que tomó mucha importancia en estas culturas fue Ishtar (Afrodita/Venus/Astartè), en su culto las sacerdotisas se escogían para actuar como pareja del dios en un acto en el que se realizaba el acoplamiento sexual y que se remonta a los primitivos ritos de fertilidad. No se sabe exactamente quien asumìa el papel de dios en estos casos, aunque parece obvio que debìa ser el sumo sacerdote. Se conoce un rito similar en el templo de Inanna (Istar) en Urul, en donde el rey (o, en una ocasiòn su hijo) era el "en" de la diosa, y en los textos del rey hay referencias de su "esposa" que dejan claro que los reyes tomaron parte, personalmente en relaciones sexuales rituales en el templo, sin duda con una sacerdotisa que representaba a Inanna. En este ritual, el rey tomaba el papel de DUMUZI (Tammuz) que, de acuerdo con el mito, era humano. Dumuzi, era condenado a pasar medio año en el infierno mientras su hermana, y esposa, lo sustituye durante la otra mitad, un tema que se repite en el mito de Demèter y Persifone; Isis y Osiris; Afrodita y Adonis; etc..
Con respecto a los alimentos, por el estudio de excrementos (humanos) fòsiles prehistòricos, y con ayuda del C14, se ha podido determinar que los primeros humanos se alimentaban de frutos y raìces, producto de la recolecciòn, pasando màs adelante, en el tiempo, a convertirse en carroñeros (consumìan las mèdulas de los huesos largos de animales muertos por otros animales), posiblemente para cubrir alguna deficiencia nutricional; eso derivò en la caza y la pezca como complementos para una dieta balanceada, convirtièndose en omnìvoro, posibilitando de este modo una màs larga supervivencia. Se sabe que mucho despuès de construìr ciudades (en unos casos, en otros lo contrario, ya que los modos de desarrollo fueron independientes, a veces simultàneos, otros como brotes aislados en distintos puntos del planeta), alrededor del año 6.000 a.C., posiblemente por algùn accidente al almacenar granos salvajes (de recolecciòn), alguna semilla brotò y el hombre descubriò que podìa cultivar sus plantas, que le resolvìan el problema de no tener que buscarlas aisladamente en enormes superficies. Es muy probable que con los primeros acopios de granos se hayan acercado los primeros roedores a compartir sus viviendas y, poco a poco, los felinos que hoy conservamos como gatos domèsticos. El perro, tan ùtil despuès en la custodia de las casas, como en el pastoreo, posiblemente sea un pariente lejano de los lobos, que fue tambièn acercàndose por las noches a las aldeas para robar los restos de la caza, o algùn gato o ratòn. Bueno, fue asì que a partir de cultivar las plantas que le aportarìan el alimento, y el descubrir que podìa domesticar y criar animales, que le permitìan prescindir de largos dìas de cacerìa y a veces, en el invierno la escasez o falta total, el hombre dispone de màs tiempo para desarrollar otras actividades, entre ellas la intelectual, que le permitìa crear reglas de convivencia y el desarrollo posterior de grandes sociedades; pero este hombre nunca se desligò totalmente de su pasado cultural, y menos de las creencias religiosas que se venìan elaborando... Que dadas las mudanzas y cambios de lengua y geografía, fueron aportando distintos nombres a un mismo dios.
IDOLATRIA: El miedo a la muerte, la perplejidad suscitada por los fenòmenos ininteligibles, tales como los astros, los sueños y el sexo, la esperanza y la necesidad de una protecciòn superior ante las adversidades incontrastables de la vida, constituyeron a forjar las civilizaciones antiguos mitos e ìdolos.
Los màs remotos pueblos civilizados supusieron que los fenòmenos naturales eran causados por seres sobrenaturales mucho màs poderosos que el hombre. De aquì resultò una multiplicidad de dioses o divinidades malignas y benèficas, a las cuales los gentiles rendìan culto para poder ganar su favor o aplacar su ira. La Luna y el Sol quizàs fueron deificados antes que la Tierra. Esta serìa la gran madre de la vegetaciòon, fecundada por el cielo fertilizante. El sexo fue sìmbolo maravilloso de la misma fecundidad divina. Y las plantas y los animales fueron venerados a su vez, como dioses de determinadas potencias; cada uno de ellos estaba representado por un tòtem protector del clan, a quien consideraban como a uno de sus antecesores.
El miedo y veneraciòn por los difuntos forjò un culto de los antepasados, muchos de los cuales se convertirìan en dioses antropològicos, o al menos en seres hìbridos con atributos totèmicos de animales y de hombre a la vez. A esta veneraciòn de ìdolos o falsas deidades, se la llama idolatrìa (del griego: "eidolon": ìdolo, imagen); en torno a este concepto y a esa mentalidad han surgido infinidad de mitos.
Ver más en:
Frutos prohibidos y ofrendas de Venus
Cuaderno de apuntes…
-Florilegio del amor, de la voluptuosidad, del erotismo y de la lujuria, Cuentos, relatos, poemas, investigaciones, recetas y apuntes de cocina…