Ciudad de mis amores... allí nací, corría el año 1955, época
conflictiva y de revoluciones que acechaban al gobierno de Perón y que
no demorarían en derrocarlo.
El barrio se llamaba “Villa Armonía”, estaba y está a unas quince
cuadras de la estación de trenes de la línea Roca que unen la Capital de
la República con la Capital de la provincia, las vías del tren divide a
la ciudad entre Quilmes este -centro edilicio de la ciudad- que da
hacía el Río de la Plata y Quilmes oeste que antes era casi todo campo,
quintas y fábricas que fueron desapareciendo a medida que la ciudad fue
creciendo.
Yo estoy en Quilmes oeste, una calle de tierra separaba las casas de
mis abuelos paternos de la de los maternos, una casa de barrio es donde
yo nací y crecí (la de mis abuelos maternos), donde al frente había un
viejo almacén llamado “La Primavera” que atendía mi abuelo don Manuel
Escudero Fernandez -oriundo de la Coruña, Galica, España- y en el que le
ayudaba mi abuela Etelvina Quintana Días -oriunda de Meredo, Asturias,
España-; en mi casa había un viejo parral de uvas chinche que aun
persiste y como en toda casa de esa época gallinas y una pequeña quinta
con verduras.
En la vereda de enfrente la otra casa de mi abuelos, Juan Petryk
Besosky y Ana Holock Borroñuk -ambos de Stanislav, Soroky, Ternopol,
Ucrania-, nada más que esa casa poseía más terrenos y una gran quinta
con todo tipo de frutales, verduras y animales de granja.
De mis abuelos aprendí el gusto por la cocina europea y el sabor de lo
natural ya que se abastecían de casi todo lo que se necesitaba para
comer.
Mi madre Julia Noemí Escudero -nacida en Argentina- y mi padre Eugenio
Petryk -nacido en Polonia- me fueron dando la formación y educación
adecuadas para ser una persona de bien.
Quilmes como les conté era una ciudad pujante, antes de que Mar del
Plata fuese popular por sus playas de mar las personas de la capital y
al rededores venían a las playas del Río de La Plata en Quilmes, aún
sigue estando la Rambla, solo que renovada en gran parte – y en parte en
reparaciones- y el paseo costero con sus góndolas y jardines, nada más
que ya no hay esculturas como antes y no está tan limpio...
Cerca de casa y a unas pocas cuadras de la estación de tren está la
“Cervecería y Maltería Quilmes”, que en el 2010 cumplió 120 años; aún
muchas veces cuando bajo del tren y el viento sopla para estos lados
puedo deleitarme con el olor a malta cocida....
Mis recuerdos de niño son siempre esas calles de tierra, la quinta de
mis abuelos con sus frutales y animales de granja, los vendedores
ambulantes que pasaban en carros tirados por caballos como el vendedor
de plumeros y escobas o el tan esperado por mí de la “Panificación
Argentina”, o los vendedores que pasaban caminando y arrendando sus
animales como ovejas, cabras, vacas, pavos, cerdos y otros animales...
Está de más decir que la leche que bebía no era pasteurizada ni venía
embotellada, no, ni que hablar, el tambo estaba a la vuelta de casa y la
traían en tarros lecheros, con espuma y crema que flotaba por encima y
un sabor muy diferente a la que hoy se puede adquirir en los
supermercados..., sólo vuelvo a revivir su gusto cuando estoy en el
campo y bebo la leche al pie de la vaca. Ni hablar de los huevos con las
gallinas criadas y alimentadas a base de de maíz, una sopa de gallina
con arroz sabía a gloria... Hace poco volví a probar y comer tomates con
gusto a tomate pero muy pocas veces consigo frutas con ese gusto que
tenían las maduradas en la planta y al sol...
Quien pueda haber vivido y experimentado esos sabores sabrá
perfectamente de lo que hablo, hoy muchos chicos piensan que la leche de
vaca viene directamente del supermercado y no tienen ni idea de donde
salen las frutas, saben que de los árboles, pero es muy raro que los
vean...
A los veintitantos años un día me fui a vivir a la Capital porque
pensaba que quedarme en el barrio no era crecer, no era progresar... ja,
ja, ja, sí, conocí otros tipos de personas, otras formas de vivir, viví
en otros países, aprendí muchas cosas, pero nunca me olvidé de mis
raíces, de mi barrio, de las tan amadas calles de tierra que ya no
existen, de esa bombilla de luz que en las esquinas apenas alumbraba por
las noches pero nos servía para reunirnos con los chicos a contar
historias, en los otoños del olor de las hojas quemadas, del perfume del
pasto recién cortado o el que desprende las primeras gotas de lluvia
cayendo sobre la tierra en los días de verano; a veces hay perfumes,
sabores, olores que me llevan al pasado, a un pasado en que siento que
fui muy feliz a pesar de que nunca en la adolescencia uno se siente
feliz porque vive corriendo detrás de esas cosas que uno piensa que son
lo mejor o que nos van a hacer grandes.... pucha, si hasta fume porque
pensaba que eso me hacia mayor, jajajaja, por suerte ya lo he dejado...
Cuánto tiempo perdemos tratando de pensar que las cosas son de una manera cuando en realidad siempre fueron de otra....
Volviendo a Quilmes les cuento que es una bella ciudad, con muchos
comercios, restaurantes para dejar satisfecho desde el gusto más simple a
los más exigentes, bares, discotecas y pubs que por las noches
concentran a muchos jóvenes del lugar y zonas aledañas que encuentran en
la movida sureña el lugar de su preferencia.
Si bien la ciudad fue en sus inicios parte de las estancias de don Juan
Manuel de Rosas, con el tiempo se fue poblando y recibe su nombre de
una etnia aborigen rebelde que es traída desde el noroeste del país para
someterlos y dominarlos.
Tal
vez el icono más reconocido de esta ciudad es su nombre ya que fue
llevado a todo el país y el mundo de la mano de su cerveza, digo su
cerveza porque podría haberse llamado de cualquier otra manera, pero la
marca es “Quilmes”.
En 1888, Otto Bemberg, un inmigrante alemán que trajo desde su país el
entusiasmo y la pasión por la cerveza, fundó la Cervecería Argentina.
Dos años después, el 31 de octubre de 1890 se "tiró" el primer chopp.
Desde entonces comenzó a venderse con la marca Quilmes, que rescata el
antiguo nombre indígena de la localidad.
En la década de 1930, la fábrica de Quilmes era considerada una verdadera ciudad industrial.
El aporte de la compañía a la vida cotidiana de la comunidad fue constante y sostenido: colaboró con la creación de la Sociedad de Bomberos Voluntarios de Quilmes (1911), la construcción del hospital local (1919) y la puesta en marcha de los servicios sanitarios y del sistema de agua corriente (1931). La empresa fue también pionera en mejorar la calidad de vida de sus empleados y la de sus familias. En 1921 fundó la Asociación Deportiva Cervecería y Maltería Quilmes.
A 120 años del primer chopp de Quilmes, en Cervecería y Maltería Quilmes existen muchos motivos para estar orgullosos y muchas razones para confiar en los logros que están por venir.
La fábrica estuvo ubicada originalmente y actualmente se encuentra en Av. 12 de Octubre y Gran Canaria de la localidad de Quilmes, provincia de Buenos Aires. Posee una superficie total: 19 hectáreas, una superficie cubierta: 117.284 m2, una capacidad productiva: 5.060.000 htls/año, el total de silos de grano es: (de malta) 6 silos de 600 TN y 4 de adjunto de 300 TN, su sala de fermentación: 44 tanques de fermentación, 8 de levadura, 8 de cerveza filtrada, 4 tanques de propagación de levadura y un total de líneas de llenado: 4 (2 de litro, 1 de 1litro y 2/3, 1 de barriles de 20,30 y 50 litros).
Nos tomamos una cerveza?
Norberto E. Petryk
norbertopetryk@gmail.com Con papá Eugenio y Sophia en la plaza de Villa Armonía
Mamá Julia y papá Eugenio
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