"ORIGENES
DEL HOMBRE"
Hace
unos 3.000.000 de años, descubrimientos actuales hablan de unos 4 a
6 millones de años, un gran simio se incorpora (de su forma
cuadrúpeda) para erguirse sobre sus patas traseras; los científicos,
antropólogos, siguen buscando todavía el eslabón perdido: los
restos de ese simio que provocaron la transición entre él y el homo
erectus; hoy se sabe que sus dos pasos siguientes: el hombre de
Neandertal y el Homo Sapiens, llegaron a compartir un mismo espacio
geográfico, en algunos puntos de Europa, y vivieron, se cree que no
pacíficamente, luchando por el medio, eso es posesión territorial
que asegura la supervivencia del grupo de continencia y el sustento
alimentario. Ganó, por supuesto, el Homo Sapiens, del cual formamos
parte, aún en la diferencia a que hacemos llamar racial. Se supone
que puede haber existido una supervivencia del Neandertal, dada la
existencia de leyendas y relatos, aún como parte de una mitología,
de hombres yetis u hombres de las nieves o pies grandes; no pudiendo
ser comprobada, ya que para la ciencia debe existir un cuerpo (eso es
algo material) que lo avale. Es muy difícil de afirmar, pero si
observamos el comportamiento de nuestra especie, veremos que en su
traslado de un espacio geográfico a otro y con el debido
asentamiento, se fueron desarrollando características especificas
que diferenciaron a unos de otros grupos, con rasgos externos como
color de piel, rasgos oculares o índices cranianos; desarrollaron un
sistema de comunicación, en un primer momento muy rudimentario, para
con la vida comunal crear lo que hoy llamamos grupos, en sus
distintas ubicaciones geográficas; por motivos que desconocemos, ya
que sólo podemos contar con datos precisos a partir de lo que
denominamos historia (momento en que el hombre comenzó a desarrollar
el lenguaje en forma escrita), estos grupos (o por motivos climáticos
o en busca de mejores y mayor cantidad de alimentos) fueron
invadiendo otros territorios, algunos ya ocupados, provocando en
algunos casos la muerte, a veces la antropofágia, en otras la
esclavitud y, mayormente, la obligación de dispersión de esas otras
tribus o grupos invadidos, provocando así invasiones involuntarias a
otras regiones, y su aislamiento en zonas marginales (sólo basta ver
a los actuales indígenas americanos).
En
el largo camino de nuestros antepasados, fueron aprendiendo a
sobrevivir y a convivir en distintos medios ambientales; es de
suponer que fueron observando las distintas manifestaciones de la
naturaleza, y adhiriendo significados a partir de la observación en
un primer momento pacifica y luego activa, de todo lo que observaban,
como los procesos de nacimiento, maduración, desarrollo y casi
siempre la muerte (salvo en algunos casos específicos de la
naturaleza, en el cual estos procesos no son notables o lleva mayor
tiempo el observarlos).
En
esa observación e interrelación con el medio natural, se crearon
los primeros tótem, eso es la asociación del jefe o la familia con
algo que los identifique, ya sea algún animal, vegetal o piedra;
tomando así los primeros nombres y las primeras deidades de la
naturaleza. En el desarrollo de la lengua y el pensar, asociado a
toda información que parte de la observación, adquirida de la
naturaleza misma y del entorno, se suma la observación cósmica y su
correspondiente evolución con los cambios que provoca en todo su
entorno. Es a partir de ello que se comienzan a formular las primeras
preguntas del ¿cómo? y ¿por qué?, y se comienzan a desarrollar
las primeras hipótesis que darán origen al inicio del cosmos y del
hombre mismo. Como era imposible explicar infinidad de cosas, se
crearon las primeras divinidades, copiadas en sus inicios, del hombre
mismo, por ello fueron femeninas y masculinas, y algunas por su
jerarquía o principio: andrógenas, y en su mayoría relacionadas o
asistidas por animales o plantas, provocando de esta forma un mayor
punto de contacto o ayuda con el tótem familiar. Es así, que se
crea y desarrolla la hechicería, con la que el hombre asusta o
provoca a esos dioses para lograr sus objetivos deseados, ya sea la
caza, la lluvia, su virilidad o la fecundidad de sus mujeres, y es
cuando se considera que el hombre asume la condición patriarcal de
jefe absoluto, ya que se estima antes fue netamente matriarcal, con
la hembra (femenina) como dueña absoluta de su hijo, quedando
encinta sin abandonar a su grupo de continencia o grupo familiar
primitivo; pasando luego a incorporarse al grupo del macho
(masculino) como pertenencia de éste (sociedad patriarcal).
Con
motivo de los hechizos y conjuros, se comienzan a realizar los
primeros ritos de sacrificios, para lograr los objetivos deseados;
más tarde, desarrollando la magia como un método de dominio, ya, de
esos dioses, obligándolos a ponerse al servicio del mago, que lo
obligará a realizar las exigencias del grupo. Desde un principio
existió un Dios Supremo, que se encontraba por encima de todo,
creador de todo el Universo (en algunos casos con un principio
femenino, en otros con un principio masculino, a veces compartido);
luego se desarrollaron infinita cantidad de números de divinidades
(o dioses) de distintos rangos, llegando a existir algunos netamente
inherentes al grupo familiar y al uso doméstico, como un dios del
fuego de la casa, diferenciado del fuego ritual, o del fuego de otros
dioses superiores; aparecieron diosas madres, e hijos y se comenzaron
a elaborar, con los correspondientes casamientos o convivencia entre
uno u otro Dios, las leyendas y mitos, con historias mayormente de
índole moral.
Pero
veamos un poco..., actuales estudios han demostrado que el
Homo-Sapiens (también el Neandertal) partió desde algún punto en
el África Meridional para ir ocupando los continentes Africano,
Asiático y el Europeo, pasando de Asia a América del Norte a dondre
ingresa alrededor de 30.000 a 40.000 años a.C. para poblar toda
América (existen otras teorías poblacionales, pero ésta es la
principal y la más viable).
En
la formación de los pueblos indoeuropeos participaron los arios,
siendo un punto oscuro el origen de éstos mismos, aunque en los
antiguos libros, se dice que salieron de la "tierra de los
recuerdos y del origen, de la primera morada excelente creada por el
Señor (ORMUZD)", acaso el Sennaar de las Sagradas Escrituras.
Ario,
o Aryo, del sánscrito Arya, de buena familia, pueblo primitivo del
centro de Asia, que en época muy remota, y del cual, al parecer
proceden todos los pueblos jaféticos o indoeuropeos; arios, "Los
fieles", "los amigos", "los excelentes", en
sánscrito; o "los respetables", "los venerables",
en zendo; dieron nombre a la tierra en la que se establecieron:
Ariana, Aria y, también Irán; y su denominación se revela en todos
los pueblos de ellos derivados; los osetas del Caucazo se dicen a sí
mismos iron y llaman Ir a su país; Tácito denomina Arìi a una de
las tribus germanas; los celtas de Irlanda denominaron Erin a esta
isla y se llamaron a sí mismos erii o er, palabras que en su idioma
tiene significación análoga a la de aryo. Pictet ha querido ver
también este nombre en la palabra ibero (IBH-ER); pero las
investigaciones antropológicas posteriores no le han dado la razón,
predominando hoy la opinión de que los iberos pertenecen al tronco
camita, cuyo centro de difusión coloca Sergì en el África
Oriental, entre la Somalìa y el delta del Nilo. Según la
antropología, los aryos, pertenecen al tipo braquicéfalo, que
practicaban la cremación de los cadáveres encerrando sus cenizas en
toscos vasos de barro, caracteres por los que se distinguen de la
raza camita, ya que ésta, según tales estudios, era dolicocéfala e
inhumaban los cadáveres en fosas, cavernas y túmulos. Mucho tiempo
después aparecieron pueblos que enterraban a sus muertos, pero en
todos por absoluto, permaneció la costumbre de honrarlos.
La
Mesopotamia, fue cuna de las primeras grandes cosas que ha heredado
la humanidad, luego de los Aryos, hubo un período Sùmero-Accadio
(3.500 a 2.500 a.C.); los Sùmeros ya se encontraban en el 4.000 a.C.
con capital Ur y los Accadios con capital en Accad o Agode. Se
infiltraron entre los Sumerios, "Semitas", antiguos
beduinos nómadas del desierto sirio-arábigo, más adelante otros
semitas "amoritas" o "amorreos" se vuelven a
infiltrar entre los sumerios de Ur III; hacia 1.750 a.C. fue creada
Babilonia bajo la férula del amorreo Hammurabi (Imperio semítico)
creador de uno de los primeros códigos de leyes , redactado en
caracteres cuneiformes y en lengua babilónica, este código
contenía, intercalado entre un prólogo y un epílogo cargado de
maldiciones para los violadores, un texto compuesto de cerca de 300
leyes; existe otro documento similar escrito por el rey LIPIT-ISHTAR,
en tablillas de arcilla secadas al sol, en caracteres cuneiformes y
en idioma sumerio, pero ciento cincuenta años antes; y Bilalama
escribe otras setenta años antes que las anteriores, en lengua
babilónica. El rey UR-NAMMU escribió otra anterior (2.050 a.C.) 300
años antes que las de Hammurabi; desde allí parten hasta el día de
hoy la mayor parte de las leyes, prohibiciones y normas morales y
éticas; o las que iniciaron el posterior código romano y nuestras
leyes actuales.
Los
Hititas (indoeuropeos) penetran en la Mesopotamia, Asia Menor,
alrededor del siglo XVII a.C. y durante el reinado de Hattusili (h.
1.650 a.C.) formó la primer potencia mundial; los Hititas y los
Egipcios firmaron varios tratados de paz y entablaron otras tantas
guerras, ya que en esa época tenían igual fuerza e imperios
poderosos. Luego, los persas (2000-1800 a.C.) que emigraron de Aryan
(Iranios) desde los llanos del sur de Rusia hacia el próximo
Oriente; realizan la primer invasión de Europa por Asia (513-512
a.C.) y son derrotados por los Griegos (480-479); Alejandro Magno de
Macedonia destruye el Imperio Persa en el 330 a.C.
De
los árabes, las primeras noticias figuran en las inscripciones de
SALMAMASUR III (858-824 a.C.) y se encuentran durante los dos siglos
siguientes como nómadas que iban sobre camellos del desierto
arábigo; hasta que a mediados del 600, son reunidos y unificados por
Mahoma, tomando la Meca e instalando la nueva religión Islámica
para los musulmanes, que luego se extendería por gran parte del
mundo.
De
los Aryos, se sabe que su ruptura y desmembramiento produjo en
distintos puntos de Europa, a saber: la del grupo greco-itálico, que
después de haber estado reunido se fraccionó en dos, el griego y el
italiano; la celta, la eslava y la germánica. La época en que los
aryos llegaron a Europa no puede fijarse con certeza, pues decir que
en los tiempos pre-històricos, nada resuelve, ya que la prehistoria
de cada continente y, aún de cada país, abarca distinta extensión
cronológica y los datos geológicos-antropológicos no son bastante
precisos. Según hipótesis, la invasión de la raza turiana, se
realizó primero, por consecuencia de la conquista de Turan por los
aryos; representada por los ìberos (vascos, magyares, lapones,
finlandeses, etc.) los cuales ocupaban la Europa al llegar a ella los
aryos, que no tardaron en sobreponerse a aquellas, fundièndose
siquiera parcialmente, en algunos juntas ambas razas, como sucediò
en España, donde de la fusiòn de los ìberos y los celtas, salieron
los celtìberos, en el centro de la penìnsula, hecho relativamente
moderno, pues precediò a la conquista romana, debiendo ser posterior
al siglo IV a.C., segùn los estudios màs recientes.
El
origen de la vida urbana data de alrededor del año 8000 a.C. (Asia
Occidental), a medida que se sumaban vecinos (los hijos construìan
las casas al lado de la de sus padres y asì se iban reproduciendo
parientes), las aldeas se convirtieron en pueblos y màs tarde en
ciudades, ciudades-estado y en imperios.
La
ciudad, con objeto de controlar a sus propios ocupantes y a los
pueblos circundantes que la proveìan de alimentos, tuvo que forjarse
un gobierno y un sistema legal; tuvo asì mismo que desarrollar
procedimientos particulares para llevar a cabo grandes proyectos
cooperativos: adiestrar fuerzas y realizar obras de regadìo.
Finalmente, aparecieron la escritura, las obras literarias y los
logros intelectuales que han venido a definir lo que se denomina
civilizaciòn.
Esto
que llamamos civilización no se da como una constante a lo largo y
ancho del mundo, porque mientras en unos pueblos de Egipto o
Mesopotamia, mientras escribìan su historia y se hallaban en un
constante progreso, otros de Francia o España vivìan en la
prehistoria; y los desarrollados fueron independientes de la
construcciòn o no de ciudades, por ejemplo en Centro-Amèrica se
comenzò a cultivar diez tipos de plantas alimentarías, incluso el
maíz, alrededor del año 5000 a.C. y sin embargo no se establecieron
poblados; en un lugar llamado Shamirad, en Irak, el trabajo de los
metales se convirtiò en oficio hacia el año 9000 a.C., antes
incluso que quienes se dedicaban a èl hubieran cultivado plantas; en
Catal Hüyük -Turquìa Central- se desarrollò la alfarerìa
alrededor del 6500 a.C. y conjuntamente con ella, se hallaron
santuarios religiosos de extraordinaria perfecciòn (en esa època se
comenzò a domesticar el ganado); Jericò fue habitada en un perìodo
de màs de 65 siglos, por pueblos pertenecientes, como mìnimo, a
diez culturas distintas. Los aldeanos prehistòricos, como los
cazadores nòmadas, dedicaban todas sus energìas y sus crecientes
conocimientos a su propia supervivencia. Se fueron desarrollando
profesiones, y cada profesiòn formaba parte de una organizaciòn que
recibìa el nombre de su oficio o de algùn animal (grupo de la
"serpiente", grupo del "asno", tèrminos que
evocan la organizaciòn de los Boy Scouts del siglo XX).
El
carpintero, el herrero o el artista (que esculpìa las figuras de los
reyes, dioses o adornos de la casa) recibìan su paga con alimentos,
cebada, trigo, algùn cordero, vaca o gallina; pero hubo necesidad de
una mayor mano de obra para la explotaciòn de las haciendas y
sembradìos, para la crìa de animales o para las grandes empresas
del estado, fue asì que se incluyeron a los "esclavos",
palabra que deriva del vocablo "extranjero", y que surgen
de la toma de prisioneros en las invasiones y conquistas de los
nuevos territorios y, en otros casos, de la venta misma de algùn
pastor nòmade que ponìa precio a su propia cabeza para gozar de las
ventajas de la ciudad.
Con
toda esta mudanza de tierras, culturas, esclavos y nuevas conquistas
o recuperaciòn de territorios, se fueron constituyendo culturas màs
ricas por el intercambio de conocimientos, incluido en ello lo
religioso y las creencias, que en su mayorìa encerraban ordenanzas
de orden moral que apuntaban a la familia y a la consolidación del
estado.
Una
de las divinidades que tomó mucha importancia en estas culturas fue
Ishtar (Afrodita/Venus/Astartè), en su culto las sacerdotisas se
escogían para actuar como pareja del dios en un acto en el que se
realizaba el acoplamiento sexual y que se remonta a los primitivos
ritos de fertilidad. No se sabe exactamente quien asumìa el papel de
dios en estos casos, aunque parece obvio que debìa ser el sumo
sacerdote. Se conoce un rito similar en el templo de Inanna (Istar)
en Urul, en donde el rey (o, en una ocasiòn su hijo) era el "en"
de la diosa, y en los textos del rey hay referencias de su "esposa"
que dejan claro que los reyes tomaron parte, personalmente en
relaciones sexuales rituales en el templo, sin duda con una
sacerdotisa que representaba a Inanna. En este ritual, el rey tomaba
el papel de DUMUZI (Tammuz) que, de acuerdo con el mito, era humano.
Dumuzi, era condenado a pasar medio año en el infierno mientras su
hermana, y esposa, lo sustituye durante la otra mitad, un tema que se
repite en el mito de Demèter y Persifone; Isis y Osiris; Afrodita y
Adonis; etc..
Con
respecto a los alimentos, por el estudio de excrementos (humanos)
fòsiles prehistòricos, y con ayuda del C14, se ha podido determinar
que los primeros humanos se alimentaban de frutos y raìces, producto
de la recolecciòn, pasando màs adelante, en el tiempo, a
convertirse en carroñeros (consumìan las mèdulas de los huesos
largos de animales muertos por otros animales), posiblemente para
cubrir alguna deficiencia nutricional; eso derivò en la caza y la
pezca como complementos para una dieta balanceada, convirtièndose en
omnìvoro, posibilitando de este modo una màs larga supervivencia.
Se sabe que mucho despuès de construìr ciudades (en unos casos, en
otros lo contrario, ya que los modos de desarrollo fueron
independientes, a veces simultàneos, otros como brotes aislados en
distintos puntos del planeta), alrededor del año 6.000 a.C.,
posiblemente por algùn accidente al almacenar granos salvajes (de
recolecciòn), alguna semilla brotò y el hombre descubriò que podìa
cultivar sus plantas, que le resolvìan el problema de no tener que
buscarlas aisladamente en enormes superficies. Es muy probable que
con los primeros acopios de granos se hayan acercado los primeros
roedores a compartir sus viviendas y, poco a poco, los felinos que
hoy conservamos como gatos domèsticos. El perro, tan ùtil despuès
en la custodia de las casas, como en el pastoreo, posiblemente sea un
pariente lejano de los lobos, que fue tambièn acercàndose por las
noches a las aldeas para robar los restos de la caza, o algùn gato o
ratòn. Bueno, fue asì que a partir de cultivar las plantas que le
aportarìan el alimento, y el descubrir que podìa domesticar y criar
animales, que le permitìan prescindir de largos dìas de cacerìa y
a veces, en el invierno la escasez o falta total, el hombre dispone
de màs tiempo para desarrollar otras actividades, entre ellas la
intelectual, que le permitìa crear reglas de convivencia y el
desarrollo posterior de grandes sociedades; pero este hombre nunca se
desligò totalmente de su pasado cultural, y menos de las creencias
religiosas que se venìan elaborando... Que dadas las mudanzas y
cambios de lengua y geografía, fueron aportando distintos nombres a
un mismo dios.
IDOLATRIA:
El miedo a la muerte, la perplejidad suscitada por los fenòmenos
ininteligibles, tales como los astros, los sueños y el sexo, la
esperanza y la necesidad de una protecciòn superior ante las
adversidades incontrastables de la vida, constituyeron a forjar las
civilizaciones antiguos mitos e ìdolos.
Los
màs remotos pueblos civilizados supusieron que los fenòmenos
naturales eran causados por seres sobrenaturales mucho màs poderosos
que el hombre. De aquì resultò una multiplicidad de dioses o
divinidades malignas y benèficas, a las cuales los gentiles rendìan
culto para poder ganar su favor o aplacar su ira. La Luna y el Sol
quizàs fueron deificados antes que la Tierra. Esta serìa la gran
madre de la vegetaciòon, fecundada por el cielo fertilizante. El
sexo fue sìmbolo maravilloso de la misma fecundidad divina. Y las
plantas y los animales fueron venerados a su vez, como dioses de
determinadas potencias; cada uno de ellos estaba representado por un
tòtem protector del clan, a quien consideraban como a uno de sus
antecesores.
El
miedo y veneraciòn por los difuntos forjò un culto de los
antepasados, muchos de los cuales se convertirìan en dioses
antropològicos, o al menos en seres hìbridos con atributos
totèmicos de animales y de hombre a la vez. A esta veneraciòn de
ìdolos o falsas deidades, se la llama idolatrìa (del griego:
"eidolon": ìdolo, imagen); en torno a este concepto y a
esa mentalidad han surgido infinidad de mitos.
Ver más en:
Frutos
prohibidos y ofrendas de Venus
Cuaderno
de apuntes…
-Florilegio del
amor, de la voluptuosidad, del erotismo y de la lujuria, Cuentos,
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